Empresa Familiar |
Trabajar directamente con
algún familiar, bien sea los progenitores,
con los hermanos o con la pareja puede ser igual de divertido, interesante y fructífero como de insoportable, estresante y del todo inviable. Las empresas familiares siempre han sido un arma de doble filo, sumamente peligrosa que incluso se han visto
casos de que llegan a arruinar
potentes empresas y a desmoralizar
las sólidas relaciones de parentesco. Evitar que el hecho de compartir el
espacio de trabajo con nuestros seres más queridos se convierta en la peor
experiencia de nuestra vida depende enteramente de nuestras habilidades para
mantener suficientemente separadas la
esfera privada y la de los negocios a base de grandes dosis de organización, responsabilidad y sentido
común.
Actualmente existen en nuestro país un
gran número de pequeñas y medianas
empresas regentadas por estructuras de base familiar en las que miembros de
distintas generaciones de una o varias familias trabajan codo con codo. A
priori, trabajar con personas de nuestra confianza con quien compartimos
vínculos de parentesco parece una situación idílica, pero sin embargo puede esconder un serio entramado de celos, competencias desleales y rivalidades que solamente conducen al desastre. ¿Es posible evitar enfrentamientos y tensiones entre seres queridos que
ocupan cargos de responsabilidad en la empresa? ¿Cómo se puede impedir que
surjan malos entendidos entre los empleados que son de la familia y los que no lo
son? A la hora de plantear el relevo generacional, ¿cómo es necesario proceder para mantener la armonía familiar y el
equilibrio financiero al mismo tiempo?
Para evitar que ocurran
situaciones incomodas e irritantes y
asegurar la paz, tanto en el terreno familiar
como en el ámbito empresarial, lo
más importante es que las reglas del juego estén siempre claras para todos los involucrados,
sean o no de la familia: desde limitar perfectamente las tareas y
responsabilidades de cada uno hasta definir unos criterios básicos para entrar
a formar parte de la empresa, pasando por establecer
pautas para la sucesión de miembros y para la remuneración de los
empleados. Cuando en una misma empresa trabajan personas que son de la familia
y otras que no lo son, es importante que los criterios de funcionamiento sean equitativos para evitar que los
empleados ajenos a la familia se sientan discriminados o en inferioridad de
condiciones, lo cual puede llegar a generar severos conflictos internos que
pueden resultar insalvables.
Aunque pueda parecer lo contrario, no
todos los hijos desean continuar el negocio de sus padres, por lo que es muy
importante que los descendientes decidan tomar el relevo generacional al frente
de la empresa familiar libremente y sin presiones de ningún tipo.
Pactar de
antemano los privilegios que les serán otorgados si se da el caso, equiparar su
sueldo al del mercado y evitar celebrar reuniones fuera del horario y el ámbito
estrictamente laborales, además de referirse unos a otros por el nombre propio
sin mencionar el parentesco que les une, son algunas simples recomendaciones
que pueden resultar muy útiles a la hora de asegurar el funcionamiento.
Por lo demás, los pilares que
determinan el éxito de una empresa netamente familiar no suelen ser muy
diferentes de los del resto de empresas. Factores como tradición, continuidad,
flexibilidad, responsabilidad social, innovación, creatividad, productividad, buen
ambiente de trabajo, planificación y calidad de los servicios o productos son
básicos para que cualquier empresa, sea o no familiar, no sólo se mantenga
generación tras generación sino que, además, sea capaz de crecer ordenadamente
y con firmeza. Así que ¡a trabajar! Hasta
la próxima…. romanjoseg1@gmail.com @consulfinper1
José G. Román
Creador – Fundador de El
Consultorio de las Finanzas Personales