lunes, 24 de abril de 2017

Ser una persona exitosa


Las personas que con sus esfuerzos logran alcanzar el éxito, lo logran no por lo que son sino por la forma en que lo hacen (moldean la idea).

A veces nos preguntamos ¿Por qué es más fácil para algunas personas alcanzar el éxito? E inmediatamente nos respondemos a nosotros mismos cosas como: “Bueno esas personas nacen con ciertos talentos”, “esas personas siempre tienen una estrella en su camino”. Tan sencillo como eso.

El secreto de las personas que brillan por su inteligencia, iniciativa, creatividad e innovación está en cómo hacen las cosas. La aptitud de perseguir una estrategia que les permite proponerse un objetivo y lograrlo. Pero, por sobre todo, mantenerse en la cúspide. Estimulante, ¿verdad? Abrir las puertas del éxito se puede lograr aprendiendo cómo actúan. Nada se pierde. Lo principal es identificar aquellos pasos que los que han logrado el éxito hacen y usted no. Hasta ahora.

Ser especial y particular. El principal pensamiento de una persona exitosa es tener plasmada una meta lo más certera posible. Claro, porque no es lo mismo decir que uno quiere perder peso a ponerse como meta perder cinco kilos. "Saber exactamente lo que quieres lograr te mantiene motivado hasta que lo logres.

No dejar pasar el momento oportuno para actuar. ¿Es necesario esperar para tomar esa decisión? Una persona exitosa no deja para mañana lo que puede hacer hoy, especialmente si se trata de oportunidades.

Regular el proceso. Saber principalmente cuál es el camino a seguir ya que esto aumenta las posibilidades de éxito. "Si usted no sabe lo bueno que está haciendo, no puede ajustar su comportamiento o su estrategia". Una persona exitosa revisa su progreso semanalmente o incluso diariamente, en función de la meta.

Sea ingenuo. Es importante valorar la capacidad de éxito, pero no hay que subestimar las dificultades para lograrlo. Algunos estudios demuestran que pensar que las cosas vienen a uno con facilidad y sin esfuerzo, aumenta significativamente las probabilidades de fracaso.

Renovarse ante todo. Creer que se puede es clave. Pero más relevante es trabajar en ser mejor. Muchos consideran que la inteligencia, personalidad y aptitudes físicas son atributos fijos y que sin importar lo que hagan, no mejorarán. Como resultado de eso, nos centramos en los objetivos en lugar de desarrollar y adquirir nuevas habilidades. Quienes logran sus propósitos piensan todo lo contrario: siempre es posible adquirir todo tipo de habilidades.

Voluntad de comprometerse con metas a largo plazo y soportar todas las dificultades que el camino implique. Valentía,: los estudios demuestran que las personas valientes suelen tener mayores logros.

Desarrollar la voluntad como eje principal. El autocontrol es una característica de personas exitosas que, al igual que un músculo del cuerpo, si no se ejercita se debilita. Entrenarlo regularmente permite aumentar esa capacidad. Se recomienda asumir pequeños retos que serán difíciles al principio, pero la voluntad irá creciendo. Si se está a dieta, por ejemplo, empujarse a no caer en la tentación de un chocolate costará al principio, pero cada vez será menos difícil.

Confiar, pero con sentido de realidad. Quien logra sus objetivos no toma dos tareas desafiantes a la vez. Es que confiar demasiado en las capacidades es arriesgado. Es como empezar una dieta y dejar de fumar a la vez.

Saber lo que es necesario hacer, no sólo lo que es suficiente. La idea no es pensar sólo en suprimir lo que se desea cambiar, sino en cómo va a sustituir esos malos hábitos con los buenos. Así, si quiere cambiar el mal genio, no sólo hay que evitar la ira, sino tener conciencia: si está empezando a sentir rabia, haga algo para calmarse.

Finalmente, hacer las cosas con pasión y acción es el primer paso al éxito. Si no amas lo que haces, lo más probable es que no estés motivado para ir más allá y destacar. Las personas exitosas son apasionadas de su carrera y de cualquier cosa que hayan elegido hacer, aman lo que hacen y explotan todas sus habilidades y capacidades al máximo. Hasta la próxima …. romanjoseg1@gmail.com   Twitter:  @consultfinper1

José G. Román

Creador – Fundador de El Consultorio de las Finanzas Personales
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jueves, 13 de abril de 2017

Silenciosa Desesperación


Actualmente los venezolanos estamos en una silenciosa desesperación, así como también el hambre de sueños y esperanzas. La actual situación (dramática) que estamos enfrentando en nuestras vidas, como injusticias, desigualdades, atropellos, falta de atención, entre otras, realmente nos dejan sin aliento. Para nadie es un secreto que todos los venezolanos (sin excepción) tenemos que poner mucho empeño, dedicación y sobre todo ética en nuestras decisiones e iniciativas  y sobre todo clarificar las pasiones por todo lo que hacemos. . 

Lo fatal seria caer en el desaliento ya que siempre va a existir una razón para luchar contra todas las adversidades que, en los últimos tiempos se nos han venido incrementando por diferentes razones o motivos.

Un país como Venezuela que está dirigido y gobernado por personas NO PREPARADAS para sus cargos, se puede esperar cualquier cosa (como en efecto está ocurriendo) lamentablemente. Siempre digo que, cuando la relación de convivencia degenera y se trastornan los valores humanos, no hay manera de ver luz por ninguna parte. Esto nos exige, desde luego, una transformación profunda de modos de ser y de maneras de vivir.

Quiero decir con voz firme, que: Ya está bueno de que cada vez seamos menos dueños de nosotros mismos. Duele decir o cuesta creerlo, pero en la actualidad existe un poder excesivo, naciente del entramado económico y político, que se creen los señores del mundo, que actúan como si la ley no existiese para ellos, que trafican con la mentira, dispuestos a seguir aplastando a una ciudadanía que lo que quiere es trabajar y salir adelante, para dignificarse como persona. Los peligros son enormes ante el intento de huir de una vida sin futuro. El insaciable afán de concentrar poder y recursos en unas pocas manos lo que hace es generar un poder absoluto de unos contra otros.

Allí donde hay desesperación, es barato y fácil hacer negocio y fomentar la violencia, predicar y no dar trigo, para nada disminuye la desesperación en los venezolanos.
En cualquiera de los escenarios, tal y como está la situación actualmente, ninguno de nosotros puede sentirse satisfecho sabiendo que la crisis de esperanza es una realidad en la familia venezolana. A determinados poderes no les interesa liberar a toda la humanidad de la miseria. Hablan de metas inalcanzables y de plazos que no se pueden cumplir

Dignificar la vida para todos no está en ninguna agenda del poder actual. Esta es la realidad que tanto nos abruma y deprime. No sólo nos acosan ciertos poderes, también nos ahogan
La esperanza del cambio es tan necesaria como precisa y nadie se baña en el mar dos veces porque todo cambia con las olas. No hay que temerle, en consecuencia, a los cambios.

No hay más remedio que hacerlo si queremos despojarnos del recelo a vivir, debemos unir nuestras manos de manera solidaria y enfrentarnos juntos a las frustraciones. A lo mejor debemos ordenar nuestras prioridades y ver que las soluciones requieren de la comprensión de todos para con todos. A lo mejor debemos, en suma, ser más nosotros mismos y ver que nosotros también cambiamos.

Debemos reconocer también, que la desesperación y el desánimo  algunas veces nos acobardan y otras nos llevan hacia la locura. También hay una arrogancia despiadada de líderes afanados en querer dibujarnos un panorama de bienestar que no existe.
La experiencia de tantos desórdenes infunde en la sociedad venezolana un gran mal. Cuando se pierde el hábito del trabajo y el espíritu de la conciencia crítica, entramos en un ciclo de inestabilidad social, que es destructivo para todos los venezolanos.

No podemos permitirnos que este círculo vicioso inunde todo el planeta. Lo mismo ocurre con el hábito de la honestidad o de servicio a los demás. Al final, todos perdemos bajo este clima desesperante, que nos exige más acción, más voluntad de querer y más compasión hacia los débiles.

Sin duda, debemos profundizar en las nuevas relaciones de interdependencia entre los venezolanos y su entorno para que nadie pueda sentirse desesperado y solo. Tenemos que decir que la justicia resulta particularmente importante en el contexto actual. A pesar de tantas proclamas está seriamente amenazada por la intromisión de ciertos poderes que también la asfixian y la asedian. Para desgracia, además, la dimensión humana tampoco cotiza en la promoción de un desarrollo justo.

Finalmente estimados lectores, quiero decir que ha llegado  el momento de frenar totalmente este huracán de fuegos inmorales e injustos que todo lo manipulan en favor de los poderosos. Que nadie desespere por la lucha de un bien colectivo. Como dice un proverbio: "Si cada uno barriera delante de su puerta, ¡qué limpia estaría la ciudad!". Al final todo se resume en esta cuestión, en la de verse en el prójimo como a uno mismo.
Hasta la próxima……   romanjoseg1@gmail.com    @consultfinper1

José G. Román

Creador – Fundador de El Consultorio de las Finanzas Personales
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martes, 4 de abril de 2017

La cultura del esfuerzo


Actualmente en esta época de crisis… ¿Es posible no esforzarse para conseguir resultados?

En época de bonanza económica los resultados llegan, mientras que en período de crisis los resultados hay que buscarlos, y eso exige tiempo, dedicación, esfuerzo, y por supuesto hacer las cosas mejor que nuestra competencia.

Hace ya algunos días estaba viendo una competencia de ciclismo por Tv y se podía observar una ruta especialmente dura en bicicleta, de repente se me ocurrió pensar en el gran esfuerzo que estaba haciendo cada ciclista para poder llegar hasta el final.

La vida supone un continuo esfuerzo, nos esforzamos para caer bien, para ser promocionados en nuestro trabajo, para ser felices, para conseguir las cosas que queremos... y para ello, tenemos que hacer cosas constantemente, muchas de las cuales no nos apetece hacerlas. Precisamente eso es lo que para mí es el esfuerzo, hacer las cosas que no nos gustan; probablemente son éstas las que nos harán mejores personas y mejores profesionales, puesto que nos obligan a salirnos de nuestra zona de confort.

Por supuesto que el mantenernos en esta área es también una posible elección nuestra, aunque considero que esto no nos permitirá evolucionar ni crecer de la misma forma.
Y pienso también cómo ha evolucionado el esfuerzo a lo largo del tiempo; hace mucho tiempo, el ser humano tenía que realizar un enorme esfuerzo físico para satisfacer sus necesidades básicas (comer), trabajando de sol a sol, es decir, su principal herramienta de trabajo era su propio cuerpo; ahora las cosas son bien distintas; en nuestras sociedades desarrolladas, esas necesidades básicas las tenemos satisfechas sin realizar ese duro esfuerzo físico. Ahora el tipo de esfuerzo a desarrollar es bien distinto; es un esfuerzo más bien 'mental'.

Y ese esfuerzo debe convertirse en 'acción'; es el principal mecanismo que, aunque no garantiza resultados, sí aumenta de forma importante las posibilidades de alcanzarlos.
Y como siempre digo: No creo en el esfuerzo 'alocado', sin ningún propósito u objetivo en mente; no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. En cambio, sí creo en el 'esfuerzo inteligente', es decir, aquel que partiendo de un análisis previo (¿cuáles son nuestros objetivos?, ¿qué quiero conseguir a corto, mediano y largo plazo?,), permite generar acciones específicas y controladas; es decir, acciones que nos permiten actuar donde, cómo y cuándo nosotros queremos, maximizando las posibilidades de conseguir nuestros objetivos.

¿Dónde está la cultura del esfuerzo?

Hace mucho tiempo que escuchamos la frase de que ahora los niños no conocen el valor del esfuerzo. Lo cierto es que esta cultura que nos toca vivir, en la que la velocidad nos engulle, el consumismo, es todo para ya, no ayuda en absoluto a esa cultura del esfuerzo, ya que parece que no les demos oportunidad a los niños para esforzarse y afrontar las dificultades.

Nos venden todo muy fácil “aprenda inglés en un mes” y parece que aquellas personas que se esfuerzan son unos perdedores.
Debemos tener claro que sin esfuerzo no puede haber aprendizaje, pero el esfuerzo no es gratuito, sino que es el resultado en el que interviene la motivación del niño, se esforzará si piensa que aquello por lo que se esfuerza merece la pena y ahí padres y educadores tenemos una misión importante.

De forma equivocada los padres pensamos que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es tratar de evitarles cualquier dificultad, como aquellas que nosotros pasamos en nuestros días. Esto supone hacerles la vida lo más cómoda posible y llegar a la sobreprotección.

Una idea importante que debemos tener en cuenta es que nadie nace con la capacidad de esfuerzo, es un hábito que debemos desarrollar.
¿Cómo?, pues al igual que en Infantil repetimos una conducta que queremos que se convierte en un hábito. Así un hábito adquirido requiere menor esfuerzo.
Si no conseguimos inculcar la capacidad de esfuerzo en nuestros hijos, después se convertirán en unos adultos con dificultades a nivel laboral, social, familiar…
El ejemplo que damos los padres es fundamental (siempre he mantenido que la mejor forma de enseñar en predicando con el ejemplo), ya que somos modelo de nuestros hijos. Si nos ven con capacidad de esfuerzo, de sacrificio, que no dejamos nuestras obligaciones para mañana, aunque no nos gusten, que no ponemos quejas…

Creencias sobre el esfuerzo
Una creencia es algo muy particular dentro de una sociedad y dentro de una misma familia. Hay familias inteligentes que tienen claro aquello que es negociable y lo que no lo es, así como el nivel de esfuerzo que se puede soportar y el que no. Es muy importante que no les demos a nuestros hijos mensajes contradictorios entre lo que decimos y lo que hacemos. Hay estudios que dicen que a partir de los quince meses debemos ayudar a los niños a soportar niveles cada vez mayores de tensión.
Los niños tienen que aprender a resolver los problemas que son capaces de resolver, sabiendo que cuentan con nuestro apoyo emocional, pero que son ellos los protagonistas. (¿Cuántas veces hacemos cosas que sabemos perfectamente que ellos pueden hacer?, a mi se me ocurren varias).

Estrategias necesarias para favorecer el esfuerzo en los niños
Ofrecer un modelo adecuado para que el niño lo pueda imitar, ser pacientes y constantes, no convertirse en el esclavo del niño; debe cumplir con sus obligaciones,  averiguar los motivos que llevan al niño a esforzarse, estimular la independencia y autosuficiencia de forma progresiva, ser firmes, proponer tareas adaptadas a sus posibilidades,  no admitir que dejen tareas por terminar, permitir que el niño participe en las metas, que deben ser concretas, a corto plazo y fáciles de controlar por los padres, estimular el respeto por todos los bienes, que sean conscientes del esfuerzo que ha costado conseguirlos,  ayudarle a que se proponga pequeños retos,  habituarle a adquirir compromisos y a cumplir con ellos (¿hablamos de me apunto a… y al mes siguiente abandono?), animarle a que tome decisiones y sea consecuente con ellas,  estimular el autocontrol, que aumente su capacidad de espera, que tolere las pequeñas frustraciones,  alabar sus logros cuando haya demostrado esfuerzo.

Ya para finalizar quiero dejar claro que:

Nadie nace con la capacidad de esfuerzo, es un hábito que debemos desarrollar.
No estamos ayudando a nuestros hijos cuando hacemos lo que ellos pueden hacer.

Educar en el esfuerzo requiere esfuerzo y dedicación. Nuestro objetivo será que nuestro hijo valore el esfuerzo, no se queje cuando las cosas no le salgan según lo previsto, asuma sus propios errores y a pesar de las dificultades sea capaz de seguir adelante. Hasta la próxima ….   Romanjoseg1@gmail.com   @consultfinper1

José G. Román

Creador – Fundador de El Consultorio de las Finanzas Personales
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