viernes, 26 de agosto de 2016

El valor de la Reciprocidad


En una oportunidad como de costumbre iba en el metro–bus rumbo a mi trabajo pude observar al conductor cuando jugaba a sintonizar la radio y el mismo se topó con una emisora donde dos mujeres hablaban acerca de “líos de pareja”, y durante el trayecto hacia mi destino escuchaba a una periodista que entrevistaba a una venezolana residenciada en Madrid que publicó un libro, que lleva varias ediciones ya, titulado “Mujeres Malqueridas”.

Lo poco que pude escuchar, ya que el programa estaba a punto de terminar, fue muy interesante. Entre ellas, por ejemplo, que una mujer va a una tienda y encuentra un vestido hermoso, pero por ser hermoso no significa que “necesariamente” le quede bien a ella. Y muchas mujeres se casan con “alguien hermoso” pero que no le calza bien. Así también hace referencia a personas quienes se empeñan en que su negocio siga adelante, cuando las cifras apuntan lo contrario. Eso también pasa con algunas parejas.

Pero hubo algo que llamó particularmente mi atención y lo quise compartir con ustedes queridos lectores. Y es que la persona que llevaba a cabo la entrevista le pregunta a la otra: Si tú pudieras decir en una palabra: ¿cuál es el secreto de una muy buena relación, de una buena relación de pareja, cuál sería esa palabra?. La respuesta fue muy rápida y contundente. Era una respuesta que no tenía que elaborarse. Ya estaba segura. La palabra que mejor define una excelente relación de pareja es RECIPROCIDAD. Escuchar aquello me hizo reflexionar de inmediato. Necesitaba tratar de entender lo que esta señora estaba intentando decir: ¿cómo que, para que exista una “buena relación de pareja”, debía haber reciprocidad?

¿Qué significa “reciprocidad”? me preguntaba. Y me gustó la forma en que ella lo definió: “son las relaciones donde no hay déficit, ninguno le debe al otro”. O sea, podemos hablar de que hay reciprocidad, cuando los dos sentimos que estamos haciendo el mismo esfuerzo porque la cosa marche bien.

Desde ese momento, la palabra no ha dejado de estar en mi pensamiento. Me he dado cuenta que aplica no sólo a las relaciones de pareja, sino en todo tipo de relaciones. Me he estado observando de cuidar que no haya déficit con quien interactúo.
Trato de darle a quien me da. Acepto recibir de quien le he dado. No quiero pedirle mucho a alguien si luego no voy a tener como “darle”.

Igualmente, trato de no darle mucho a quien se puede incomodar al no tener como retribuirme. De lo contrario, vamos a estar en desbalance y las relaciones pueden distanciarse.

Esto me llevó a reflexionar: ¿qué tanto yo VIVO en reciprocidad con la gente que me da? Y no menos importante: ¿qué tanto puedo estar incomodando al que le doy mucho y éste no encuentra forma de retribuirme? A veces yo, José G. Román, puedo estar en una situación de dar, dar, dar mucho y puedo estar incomodando al otro, que sentirá “estoy recibiendo mucho y no sé cómo retribuirle” y esto ocasionará que el otro, un día, se aleje.

Esto lo he observado, verificado y comprobado de muchas formas. Intentaré ilustrarlo con algunos ejemplos:

Hace poco se realizó un pequeño evento en donde se presentó una persona que yo conozco, hubiera podido presentarme y entrar sin pagar taquilla. Opté por pagar el valor de la entrada, esa persona se sorprendió cuando me vio pero le dije: “Tú me vas a dar unas enseñanzas y yo quiero que haya reciprocidad, quiero dar algo a cambio de lo que voy a recibir”.

Tengo una estimada amiga que la he estado apoyando en la manera de llevar una relación muy conflictiva con su jefe. Las dos primeras veces que nos vimos, al tiempo  me comentó que le iba muy bien con su jefe y que esas conversaciones que tuvimos le fueron muy útiles. Yo sentí mucha satisfacción con su avance. De hecho insistí para vernos unas dos veces más porque me interesaba. Noté que ella estaba tomando algo de distancia y no se hacía fácil juntarnos para realizarlas. Me atreví a confrontarla y comprobé que estaba apenada porque ella no estaba compensándome.

Recientemente salí con tres personas y para mi sorpresa, quien estaba en peores condiciones económicas se empeñó en pagar la cuenta. Yo insistí en que no era necesario pero ella alegó que yo le había enseñado mucho y esa era una forma de agradecerme. A pesar que yo sabía que era un esfuerzo para ella, la dejé para que sintiera que estaba en balance. Pero yo también me dediqué a dejarme regalar. A juicio de ella, yo lo merecía.

Cada vez que salgo con un amigo cercano resulta ser que siempre hace el paro de querer pagar la cuenta pero nunca saca la cartera. Yo ahora evito salir con él.

Muchos jefes esperan reciprocidad de sus colaboradores ya que para eso les pagan un salario. Los colaboradores esperan reconocimiento y halago por su trabajo bien hecho. Cuando esto no sucede, la relación está en déficit.

La reciprocidad también está presente en los actos de generosidad y caridad. Aunque en estos casos no esperas nada a cambio, al menos sientes la satisfacción que te produce la acción. A veces la sola sonrisa de quien recibe es más que suficiente.

Al final, siempre hay alguien que pierde cuando no hay reciprocidad. Al contrario, siempre se gana cuando sí la hay. Desde entonces, he comprendido que es una palabra que me ha traído paz. También me ha traído conciencia de los asuntos de los que debo ocuparme.
¿Cómo estás tú con tu reciprocidad en tus distintas relaciones?, ¿Consideras que estás en balance?, ¿A quién pudieras estarle dando más de lo que te ha dado? Te invito a que reflexiones y me dejes saber lo que te surge. Hasta la próxima……… romanjoseg1@gmail.com   twitter: @consultfinper1 


José G. Román





viernes, 19 de agosto de 2016

Escuela para Padres

Debido a la situación apremiante de la crisis de valores y desintegración familiar en la actualidad es necesario proporcionar a los Padres y Madres de Familia elementos que le permitan el ejercicio de nuevas formas de relación con sus hijos, mediante el fomento de la autoestima; una adecuada comunicación entre ellos y sus hijos; la práctica del estímulo como medio de crecimiento personal y familiar; el conocimiento y ejercicio de los objetivos del comportamiento adecuado y la aplicación de las consecuencias lógicas y naturales, como procesos disciplinarios para la auto-conducción de los hijos.
La familia es el primer agente socializador de los hijos por lo que educar bien es un reto, una responsabilidad y una de nuestras mayores satisfacciones.
Como apuntaba Mafalda, “padres e hijos reciben el título el mismo día, pero ninguno de ellos ha asistido a un curso para ejercer su profesión”

Ser madres y padres es complejo, continuo y gratificante, pero al mismo tiempo difícil porque no tenemos las herramientas necesarias para este trabajo ni “el manual de instrucciones” para afrontar cada situación; se trata de desarrollar un aprendizaje ensayo-error acompañado de sentido común, paciencia, cariño y dedicación. Los padres necesitan de información y formación previa. Aquí es donde una Escuela de Padres les ayude a conocer herramientas y orientaciones útiles que les permitan enfrentar con mayor capacidad la tarea de sobrellevar una familia.

En muchas ocasiones los padres intentamos educar a nuestros hijos siguiendo pautas semejantes a las que recibimos nosotros cuando éramos niños, sin embargo en la actualidad la sociedad ha cambiado vertiginosamente y la familia se ha visto implicada, no ha quedado ajena a estos vaivenes sociales: publicidad, avances tecnológicos, crisis económica, desestructuraciones familiares…

La escuela para padres surge como una alternativa que trata de facilitar la labor educativa, capacitando a los padres mediante la utilización de distintas herramientas teórico-prácticas para enfrentar la tarea de formar a sus hijos, porque hay que educar y adiestrar previamente a los padres para prevenir los problemas.

Desde la escuela para padres surge la posibilidad de estimular la participación activa y el esfuerzo por contrarrestar los problemas que se presentan en la familia y en la sociedad, se trata de promover una educación PREVENTIVA Y EFICAZ, no podemos educar “apagando fuegos”, es importante hablar de la educación de nuestros hijos. La escuela para padres contribuye al encuentro y reflexión de manera colectiva sobre la tarea educativa que se realiza con los hijos. En la educación no existe un modelo único ni exclusivo, debemos adaptarnos a cada hijo y a sus circunstancias. Madres y Padres, mediante la escucha y presencia activa, participarán y dialogarán aprendiendo unos de los otros y compartiendo experiencias e inquietudes.

Escuela para padres es…
Un foro de formación y encuentro.
Un espacio de diálogo, discusión e intercambio de experiencias.
Una programación y una evaluación de actividades vinculadas al contexto educativo de los hijos.
Un compromiso de asistencia y participación.
Un trabajo en grupos para adquirir herramientas aprovechables en la difícil tarea de educar.

Escuela para padres no es …
 Un ciclo de conferencias.
 Un consultorio psicológico.
 Una serie de actividades desvinculadas del centro educativo de los hijos.
 Un lugar de entretenimiento, para “pasar el rato”.

Partiendo de las situaciones cotidianas y de las dinámicas de funcionamiento del grupo familiar, en la escuela para padres se propician momentos de reflexión identificando y analizando las diferentes etapas que cumple una familia, se promueve la comunicación entre los integrantes y con el entorno de la comunidad educativa, se identifican las situaciones problemáticas que se crean en el interior del núcleo familiar teniendo en cuenta los distintos roles y funciones… en definitiva una escuela para padres es uno de los mejores medios para mejorar la calidad educativa de la estructura familiar.

Objetivos de la escuela para padres. 
Promover un cambio de actitud de los padres de familia frente a los problemas sociales y familiares, a fin de buscar soluciones a sus conflictos más comunes.

Ofrecer a los padres de familia la ocasión de una seria reflexión de su responsabilidad en el proceso de formación de sus hijos.

Fomentar la participación de los padres de familia en la vida de los establecimientos educativos para la conformación de la Comunidad Educativa.

Principios de la escuela para padres
La familia es la primera responsable de la educación de los hijos y debe ser ella el primer sujeto – objeto de su formación.
Es deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor hacia la familia que favorezca la educación integral de todos los miembros que la conforman.
La escuela para padres como respuesta a la urgente necesidad del presente momento, inserta a los padres como agentes activos de su misma educación y se propone dentro de sus objetivos acompañarlos en este proceso.
La escuela para padres tiene como misión prioritaria formar a los padres en su tarea de agentes de cambio en la sociedad.
La escuela para padres debe orientar a la familia dentro de las bases ideológicas del grupo familiar.

¿Por qué es necesaria una escuela para padres en las instituciones educativas?
La afectividad es imprescindible para el ser humano en todas las etapas de la vida. Para un crecimiento integral y equilibrado, más allá de las necesidades corporales y junto con el cultivo de la inteligencia y de la voluntad, es necesario atender también al desarrollo de la afectividad.
Distintas investigaciones indican que, no sólo el conflicto familiar explícito o el propio modelo de consumo de drogas por los padres son importantes factores de riesgo; sino que, junto a ellos, un "clima familiar negativo" y "baja vinculación (apego) a la familia" son condiciones que hacen más probable el desarrollo de conductas de riesgo psicosocial.

Unas buenas relaciones afectivas en la familia ejercen un efecto reforzador sobre otros factores de protección individuales, como la autoestima, la seguridad en uno mismo, facilita las interacciones y la empatía.

La comunicación es un vehículo imprescindible de la expresión afectiva. Una buena comunicación afectiva en el ámbito familiar tiene una repercusión positiva sobre factores de protección individuales: aumenta la asertividad de los hijos, les da claves para el manejo de la presión del grupo y les capacita para la toma de decisiones.

Por tal razón la escuela para padres, propicia  un espacio para que los padres tengan la oportunidad de capacitarse mejor, no sólo con el fin de que puedan conocer y comprender mejor a sus hijos, si no para que se integren en forma activa y eficiente al proceso educativo de sus hijos, aplicando principios didácticos, pedagógicos y metodológicos, los cuales deben ser impartidos a los padres de familia por la escuela para padres, instituciones o miembros capacitados de la comunidad.

Algunos padres de familia han comprendido que necesitan orientación.  Que la reacción tenía que ser la de tratar de comprenden y analizar lo que estaba sucediendo, capacitándose para estar abiertos a lo que fuera razonable, aceptando la situación de ser educados permanentemente y fue así como surgieron los movimientos de escuelas para padres en el mundo, más que como una moda, como una necesidad. Bueno mis queridos lectores ya para finalizar les recuerdo que no olviden dejar sus comentarios. Hasta la próxima….. romanjoseg1@gmail.com  twitter: @consultfinper1


José G. Román







sábado, 13 de agosto de 2016

Ética y crisis moral en la actualidad


La ética impregna toda la vida social, está relacionada con nuestros derechos y deberes como ciudadanos  y ciudadanas, con nuestra democracia y con la confianza en uno mismo y en los demás. En otras palabras, la ética no es ajena a ninguna actividad humana, de forma que podemos hablar de una “ética médica”, una “ética profesional” y una “ética política”, entre otras. Esto es así porque la ética exige la coherencia personal y gracias a ella se puede impedir la instrumentalización de otras personas y conseguir que se respeten los derechos humanos.

Uno de los postulados de la ética, es el de la libertad ya  que no hay ética sin libertad. Obrar moralmente significa comportarse de forma intencional, tomar decisiones personales ante diferentes posibilidades, justificar esas decisiones y aceptar la responsabilidad de las posibles consecuencias.

Más allá de la libertad, en la sociedad actual existen muchos otros retos. Hoy en día, vivimos rodeados de problemas que antes ni siquiera existían. Sin lugar a dudas, es preciso actuar para intentar dar solución a estas nuevas situaciones conflictivas. Para ello, es importante disponer de unos criterios éticos adecuados, de manera que nuestras posibles decisiones puedan tomarse en un ambiente de libertad y responsabilidad.

En la actualidad Venezuela vive una crisis moral y ética, si algún concepto caracteriza y tipifica en forma clara el momento y el problema, es lo que pudiéramos denominar la crisis de valores. Venezuela vive una profunda crisis espiritual, causa y raíz de los otros males que a diario se mencionan y que no son sino secuelas y síntomas de la verdadera enfermedad: La ausencia de éticas. Es, en síntesis, esta crisis de la ética, de la moral y de los valores la que genera inevitablemente "productos sociales" como: La droga, la corrupción, la proliferación del culto al dinero, el desborde de la violencia, el facilismo, el hedonismo y la irresponsabilidad que como nuevas plagas, corroen el tejido social impidiendo el sano desarrollo que el cuerpo colectivo del país tiene derecho a realizar.

Poca gente habla hoy de moral, y cuando se hace, se alude a ella en sentido peyorativo, como queriendo decir que de la moral lo normal es hablar de modo despectivo. "Siempre es bueno pararse y reflexionar, tomar posición y decir lo que se piensa, aunque sea sobre lo más mínimo. Está bien hacer un alto y mirar dónde estamos, qué hemos dejado atrás y qué horizontes atraen ahora nuestros pasos. Pero también asusta, pues la tentación es grande y dejar que el tiempo siga pasando asusta, porque te puedes encontrar con unas manos excesivamente entretenidas en embustes. Pero vamos a intentarlo.

¿Y en la vida real? ¿Está de moda? No parece. Más bien está de moda trabajar lo menos posible, robar si no nos ven en los grandes almacenes, comercializar productos adulterados, aprovecharse de los cargos para enriquecerse, manipular a la opinión pública, despilfarrar los fondos públicos, engañar a los electores en elecciones, estudiar lo menos posible, engañar a los profesores, cultivar una imagen de uno mismo diferente de la realidad, disimular las habilidades para no tener que trabajar, no tomar nunca decisiones.

Pero la ética y la moral, siguen cuestionando la vida de los hombres. Y eso es bueno. Hay personas y grupos que llegan a decir que los hombres seríamos más felices si no hubiera normas morales, creer que todo da lo mismo, que no hay normas ni valores, que hay que funcionar exclusivamente desde nuestros deseos.

"El hombre salvaje entregado por la naturaleza al solo instinto, vivirá con las funciones puramente animales. Sus deseos no pasan de sus necesidades físicas, los únicos bienes que conoce dentro del universo son: la comida, la hembra y el descanso. Los únicos males que teme son el hambre y la muerte. En un hipotético estado natural, cuando los hombres vivían así, sin tener ninguna relación moral ni obligaciones conocidas, no podían ser ni buenos ni malos. Dicho de un modo un tanto caricaturesco, el hipotético hombre no moral no tiene más tareas que comer, dormir y aparearse".

En otros momentos, la ética nos recuerda nuestros mejores ideales, nuestros proyectos más humanos. A veces exige, en ocasiones nos hace reflexionar. La ética, la moral, nos recuerdan que las cosas no son indiferentes, que las decisiones no son irrelevantes, que las razones por las que hacemos algo o lo dejamos de hacer hay que tenerlas pensadas. Nos ayuda a comprender algo tan antiguo como la humanidad, se puede vivir consciente o inconscientemente, abierto o despreocupados, ajenos al mundo o de cara a la vida. Y una de esas maneras es la más humana, porque humaniza más.

¿Y si no hubiera ética? ¿Qué haríamos si todo estuviera permitido? ¿No nos pasaría que si todo diera igual, la vida se nos desintegraría y sólo tendríamos proyectos circunstanciales? Si todo da igual, o no pensamos nada o mejor nos perdemos en el anonimato de la masa.

Estamos redescubriendo la necesidad de la moral. El hombre debe ser más consciente de que no vive solo y de que no da igual lo que haga. Pero le falta un peldaño por subir, ha descubierto ya que hay cosas buenas y malas, conductas que no deben consentirse y estilos que son buenos para todos. Pero necesita un proyecto de humanidad. Descubrir que todos somos responsables de todos, incluso de las generaciones que aún están por nacer, y que tienen derecho a un mundo limpio y humano. Las mayores inmoralidades de nuestra sociedad responden a una estrategia de deseos, en la que se es insolidario con alguna parte de la humanidad. Y mientras no seamos conscientes de esto, mientras no nos convenzamos de que la humanidad es digna de ser respetada, estaremos retrasando la libertad. Somos inmorales cuando somos inhumanos, y somos inhumanos cuando tratamos de realizar una parte de la humanidad a costa de otra. La humanidad abarca todo lo humano y a todos los humanos. Cada vez que matamos algo humano, nos jugamos nuestra condición de hombres. Somos humanos. No podemos dejar en la cuneta a nadie. Mientras haya un solo ser humano que no pueda vivir humanamente, todos de alguna manera tenemos algo que ver con él y no podemos desentendernos de él, sin degradar nuestra humanidad.  Hasta la próxima…..

José G. Román


domingo, 7 de agosto de 2016

Si quieres aprender “Piensa, Crea, Falla, Aprende y Repite”


Analizando lo que he venido haciendo durante varios años consecutivos con respecto a mis proyectos, emprendimiento, planes, inversiones y proyecto de vida, me atrevería a decir en síntesis que ha sido: Pensar, Crear, Fallar, Aprender y Repetir.

Digo todo esto con la finalidad e intención de estimular y motivar a todas aquellas personas emprendedoras, que quieran o estén en la fase de inicio de algún proyecto o negocio. Te contaré un poco de cómo ha sido, con la intención de que esto pueda orientarte hacia el camino que te espera o si ya estás que te sirva de referencia para que sepas que no estás solo.

Pensar: Esto es lo primero que debes hacer ya que es el punto de inicio donde nacen todas las ideas que crean negocios y cambian al mundo. Al momento de pensar existen básicamente dos errores comunes: pensar muy poco y pensar demasiado.

Como especialista en cometer errores (lo debo admitir), es importante tener claro que cuando pensamos demasiado nuestro cerebro tiende a nublarse y finalmente terminamos haciendo nada y cuando se piensa muy poco se cometen errores innecesarios. 

Mi recomendación aquí es: Piensa lo suficiente pero actúa rápido.

El objetivo de pensar es seleccionar una idea y desarrollarla conceptualmente y posteriormente surgen las siguientes preguntas:

¿Cuál es la propuesta de valor ante la sociedad?


¿Cómo identificar a mis clientes?


¿Qué tipo de necesidad voy a satisfacer?


¿Cómo está el mercado con respecto a la oferta y demanda?


¿Cuáles son los productos o servicios alternativos existentes?


Entre otras.

Crear: Luego de haber pensado y seleccionado hay que llevar esta idea a algo tangible (o intangible si es digital), el punto es hacer algo con ella. La etapa de crear se trata en elaborar un producto o servicio que transmita mi propuesta de valor. Aquí no me refiero a crear el producto o servicio final, de manera muy resumida consiste en crear con los mínimos recursos posibles un producto/servicio de acuerdo con lo pensado anteriormente con el objetivo de demostrar que existe mercado.

Fallar: La cruda realidad es que vamos a fallar casi seguro en el primer intento. Esto no debe de ser una decepción (aunque en verdad lo vemos así en el momento) ya que es parte del proceso. No tenemos una bolita mágica para predecir el futuro, por lo que es muy probable (por no decir casi seguro) que algunos de nuestros pensamientos estén errados, y por tanto, lo que hemos creado tenga sus fallos.

Aprender: Fallar sólo será algo positivo si aprendemos de nuestros errores. Las ideas pensadas inicialmente y el producto o servicio creado con el tiempo irán cambiando luego del proceso de fallar y aprender.
En lo particular he logrado aprender de distintas formas como por ejemplo: El ver la realidad vs lo que había pensado y planeado, todos los errores que han ocurrido.

Repetir: Todo forma parte de un ciclo, luego de las lecciones aprendidas hay que volver al pizarrón y pensar nuevamente, esta vez con la información que tenemos de primera mano por todo el proceso anterior. Y por supuesto, toca hacer cambios y a veces re-crear completamente el producto o servicio. Debemos entender que volveremos a fallar y que seguiremos aprendiendo para volver a repetir.

¿Y hasta cuando se repite el ciclo? El Ciclo se repite hasta alcanzar el llamado Product Market Fit, que es cuando lo que hemos creado es lo que realmente quiere el mercado y por tanto nuestro proyecto tendrá buenas posibilidades de tener éxito, mucho más que si saltáramos este ciclo.  Hasta la próxima…


José G. Román







martes, 2 de agosto de 2016

¿Le tienes miedo al rechazo?


Este corto artículo está dedicado a todas aquellas personas que le tienen miedo al rechazo y a un “NO” como respuesta, espero les guste y sobretodo les sirva.

Creo en todas las etapas de nuestra vida, la mayoría de las personas tenemos miedo al rechazo, tenemos miedo a que la gente nos diga que no, a no ser aceptado en algún proyecto, en un trabajo y hasta en un grupo de amigos.

Nos pasa cuando somos pequeños y queremos pedir algo y por miedo a un NO ni siquiera nos atrevemos a hacerlo.

Nos pasa cuando somos adolescentes y queremos invitar a salir a alguien o pertenecer a algún grupo, o simplemente ser de los alumnos más sobresalientes de la escuela.

Cuando somos adultos y buscamos un trabajo, siempre existe esa misma cosquillita de que nos digan no, de que nos rechacen y por lo tanto automáticamente pensamos en el FRACASO.

Lo que muchos no saben es que precisamente ese no y ese relativo fracaso en realidad sólo es parte del éxito que tendrás más adelante, siempre y cuando sepas manejar el ser rechazado.

Lo mismo lo aplicamos en los negocios. Todos, para empezar, siempre tenemos miedo a crear un negocio o hacer una inversión, además muchos de los que se atreven se desaniman muy pronto, hay veces que muy pocas personas creen en su proyecto y ellos se dejan llevar por eso.

Existirán muchísimas personas que digan que NO, eso no debe desanimarte, al contrario debes utilizar lo que ellas te digan para ser más EXITOSO.

 “Cada vez que he sido rechazado, me pregunto a mí mismo ¿Qué hice mal? ¿Qué puedo hacer para mejorarlo? Si no se me ocurre ninguna buena respuesta, entonces platico con alguien más acerca (de confianza) sobre el tema para revisar lo que pasó, quizás repitiendo y analizando la situación y actuando un poco pudiéramos corregir algunos detalles.

El punto es que yo “NO” les digo a las personas que me rechazaron cosas como ‘tontos’, ‘vagos’, ‘estúpidos’ o ‘perdedores. Suspendo todas esas tonterías y mentalmente agradezco a las personas por darme la oportunidad de aprender a corregir y mejorarme a mí mismo y entonces me pregunto a mí mismo: La próxima vez ¿cómo puedo yo manejar la situación de una manera diferente y mejor? Y esto te conduce a mejorar tu educación en la vida.

Por eso, cada vez que tengas un NO, recuerda que es una oportunidad para crecer, un error no es más que la oportunidad para volver a hacer las cosas mejor. Por eso agradece a esas personas que te hayan rechazado, que no han creído en ti, porque sólo te están dando la fórmula del éxito.

Recuerda que todo depende la forma en que veas las cosas, y en un negocio, inversión, proyecto  o emprendimiento jamás debes verlas negativas.

Después de todo, es como esa frase que dice: “El error no es una condena, sino una nueva oportunidad para alcanzar todo lo que te propongas.” Hasta la próxima….


José G. Román