jueves, 1 de septiembre de 2016

Nomofobia: Uso excesivo de redes sociales


Las redes sociales son páginas creadas para proporcionar un mayor contacto entre conocidos. Estas hoy en día han tenido gran auge y son de uso diario y prácticamente "necesario" debido a cierta dependencia que se ha creado a las mismas. Al ser estas tan comunes son, ya, parte de nuestro mundo y nos rodean por lo que el uso abusivo no nos ha permitido darnos cuenta de los posibles efectos negativos que estas pueden acarrear.

Es una situación que envuelve a todas las personas ya que hoy en día la mayor parte de nosotros utilizamos redes sociales y nos provoca perder gran parte de nuestro tiempo efectivo o potencial de trabajo. Pudiendo esto afectar gravemente nuestras vidas, tanto laborales o estudiantiles, se vuelve un gran y fuerte distractor en nuestras labores y obligaciones diarias, claro ejemplo de esto es que muchas empresas  han optado por bloquear el acceso a las redes sociales a sus empleados, ya que estas afectan el rendimiento de los empleados en el trabajo, un claro indicio de como las redes sociales nos están afectando es el tiempo que invertimos en ellas, el cual normalmente puede ser de varias horas al día, las cuales podríamos utilizar para realizar otras actividades más importantes, ya sean trabajos, estudiar, entre otra gran cantidad de actividades que podemos realizar.

Son varios los delitos informáticos que pueden resultar a partir del uso de las diferentes herramientas tecnológicas y/o redes sociales (WhatsApp, Facebook, MySpace, telefonía celular, Twitter, YouTube, Flickr, Dropbox, etc.) tales como: robo de identidad, acoso, extorsión, estafa, fraude informático, sabotaje informático, ciberterrorismo, delitos económicos, publicación de comunicaciones electrónicas, revelación de información registrada en banco de datos personales, corrupción de menores, secuestros, narcotráfico y hasta trata de personas.

Por ello la necesidad de tomar conciencia de que las acciones que se realizan en el mundo virtual impactan inexorablemente en el mundo real. Los usuarios deben utilizar la herramienta con la certeza de que los datos personales se harán públicos y así expondrán su vida privada. Si bien las encuestas refieren que el 50 por ciento de los adolescentes da información personal en Internet, el 60 por ciento sube fotos propias y de amigos sin su consentimiento, y manifiestan además pensamientos, opiniones, gustos y creencias sin restricciones; es aún más preocupante el hecho de que dos de cada tres padres desconoce a qué red social está suscripto su hijo, así como que el 80 por ciento de los jóvenes accede a Internet sin control de sus padres.

En este sentido, es recomendable para la seguridad de los jóvenes que los padres acompañen y eduquen a sus hijos sobre los riesgos potenciales y los concienticen sobre el uso responsable de las redes sociales, y los guíen en la navegación de los sitios de ingreso y se interioricen en las herramientas tecnológicas. La prohibición en estos casos resulta un mal consejero. Por el contrario, el guiar y generar pautas de uso responsable provoca un compromiso en la utilización del servicio por parte de los jóvenes.

En este contexto, los padres deben tener buen conocimiento del uso y alcance de estas herramientas; deben experimentar y conocer sus funciones y servicios; de esta manera podrán tener un mejor vínculo y diálogo con los chicos al momento de aconsejarlos, guiarlos y advertirles sobre las virtudes y riesgos de las mismas. No puede aconsejarse sobre lo que no se conoce. Deben establecer normas y pautas de uso razonable, discutiendo con ellos y poniendo límites concretos a fin de evitar que sus hijos o los amigos de ellos sean expuestos a situaciones no deseadas o de amenaza, principalmente sobre la información personal que puedan subir a dicha red.

Es fundamental saber quiénes son los contactos y/o grupos a los que los chicos están asociados o vinculados. Un modelo de acercamiento recomendable es que los padres muestren interés en las actividades, amistades y grupos que sus hijos generan a través de estos sistemas, con el propósito de que los jóvenes no se sientan vigilados o acosados por sus padres; la sobreactuación, enojo o prohibición no son aconsejables, ya que ellos generarán automáticamente una nueva herramienta de red social para vincularse y por la mala experiencia no se lo comunicarán a sus padres.

Es positivo que los chicos sociabilicen y utilicen las herramientas tecnológicas –como las redes sociales o los grupos de WhatsApp– para armar grupos de estudio, deporte, amistad etc.; esto facilita y dinamiza las relaciones como así también aquella información que se intercambia, pero este ámbito que se genera debe ser sano y seguro, focalizado en personas de la misma edad y conocidas; no es aconsejable que los chicos inte-ractúen con grupos constituidos por adultos o que permitan el ingreso a personas ajenas al grupo específico creado.

Cuando se habla de la responsabilidad, competencias u obligaciones para el control y la seguridad en la utilización de la red, inmediatamente se lo asocia con la obligación del Estado como único responsable de velar por ello; sin embargo, en el modelo de la seguridad informática se identifica como factor fundamental la limitación y cuidado individual, es decir, la autorresponsabilidad de cada usuario.
Recomendaciones prácticas para un uso eficiente y seguro de las redes:

No interactuar con personas con las que no se tiene un vínculo real.
No dar información personal (número de teléfono; direcciones; fotografías propias, de           familiares o de amigos sin su consentimiento); no intercambiar contraseñas.
Bloquear contactos desconocidos que insisten en entablar un diálogo.
Evitar encuentros personales con personas que han conocido por el sistema.
Respetar la privacidad de los amigos para no exponerlos.

 La ansiedad por permanecer conectados a las redes sociales, o ‘morir’ si se desconecta del ciberespacio, es una enfermedad de carácter psicológico denominada nomofobia.

Cuidado!, usted puede sufrir de este trastorno y no percatarse de ello. En ese sentido una reconocida Universidad en España hizo un estudio con la red social más frecuentada: Facebook. Aquí los resultados.
Twitter, Linkedin, Facebook, Google +, Youtube, entre otras, conforman algunas de las estructuras sociales en red que utilizan hombres y mujeres de todas las edades.
Sin lugar a dudas, la adicción a las redes sociales es un flagelo que puede atacar a todas las personas que hacen uso de ellas en el mundo.

Tanto así que en 2011, en el Reino Unido, se realizó un estudio que reveló la dependencia de las personas al celular, el 58 por ciento de los hombres y el 48 por ciento de las mujeres sufrían ansiedad si se quedaban sin celular, batería o cobertura. Debían estar conectados al celular y a las redes sociales.

Para ese entonces, psicólogos de la Universidad de Barcelona denominaron al miedo irracional de olvidar el móvil como ‘nomofobia’. Se deriva de las palabras no- mobile - phone phobia.
“Se ha atribuido a la tecnología la causa de diversas enfermedades, tanto de orden físico como psicológico.

El abuso en el uso de redes sociales se podría considerar como una adicción. De acuerdo con algunos estudios, podría ser más adictivo que el tabaco y el alcohol; los jóvenes, en especial las mujeres, son más vulnerables a esta dependencia”.

En una encuesta online realizada a 2.400 jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y 23 años, a lo largo de tres meses, se concluyó que el 62,5 por ciento de las mujeres (1.515) y el 37,5 por ciento de los hombres (885) cuentan con un perfil en Facebook. Cifras correspondientes al 100 por ciento de los encuestados.

Las razones aducidas por los encuestados para tener un perfil en la página de Facebook corresponden a la necesidad de conocer muchas personas, ser conocidos por muchas personas, pertenecer a un grupo de amigos y no ser excluido de ellos, permanecer enterado de los acontecimientos que publican los contactos, por moda y porque es la mejor forma de establecer comunicación con personas de la misma edad.

De los encuestados, el 56,52 por ciento pasan entre dos y tres horas diarias en Facebook y el 4,35 por ciento permanece en esta red cinco horas o más, lo cual permite observar que, entre los jóvenes, el uso de esta red social es una práctica cotidiana y que en ocasiones demanda mucho tiempo.

El 26,09 por ciento de los jóvenes consultan Facebook entre seis y siete veces por semana y solamente el 2,17 por ciento entre una y dos veces por semana.

Cuando se sube el perfil a la red social, se está dando cabida a muchos usuarios para que me conozcan y para conocer mucha gente.

En ese sentido, las comunidades virtuales se convierten en un medio que facilita la socialización, la comunicación, el compartir cosas en común, contribuye a rehuir de la soledad, que para muchas personas es difícil de enfrentar. El uso de las redes se convierte en un hábito. Es parte de la programación de las actividades diarias”.
De acuerdo con las respuestas de los encuestados, el 80,43 por ciento utiliza Facebook para chatear, el 32,61 por ciento revisa perfiles de personas que le interesan y el 21,74 por ciento sube fotos y videos.

Conclusión
Los jóvenes obtienen un nivel global de satisfacción en la vida  que deriva de fuentes diversas, tales como la familia, la pareja, los estudios, las amistades o sus aficiones. Cuando una persona no consigue diversificar sus fuentes de satisfacción o se siente profundamente insatisfecha en algunas de ellas, puede recurrir al mundo virtual en un intento de buscar una compensación de lo que no tiene en el mundo real.

A su vez, el abuso de las redes sociales es un fenómeno que puede denotar la existencia de otras alteraciones (personales o familiares) que hay que saber detectar adecuadamente para abordar el problema en conjunto.

Al margen de la vulnerabilidad psicológica previa, el abuso de las redes sociales puede provocar una pérdida de habilidades en el intercambio personal (la comunicación personal se aprende practicando), desembocar en una especie de analfabetismo relacional y facilitar la construcción de relaciones sociales ficticias.

En resumen, las personas deben aprender a integrar las redes sociales virtuales con las relaciones sociales reales. La riqueza de la comunicación interpersonal requiere de un contacto cara a cara si no se quiere construir relaciones sociales ficticias que antes o después acaban por derrumbarse.  Hasta la próxima…… romanjoseg1@gmail.com twitter: @consultfinper1

José G. Román





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