Existe una experiencia muy particular que muchas personas
cuentan haber tenido y dicha experiencia la llaman “la depresión del domingo o síndrome del domingo”.
En el 2006 recibió nombre oficial, síndrome del domingo.
Este nombre aparece por primera vez en un libro
llamado Ansiedad de 9 a 5, de Larina Kase, psicóloga norteamericana con master en
administración de negocios. Coach, y una de las profesionales mimadas por
la prensa, colaboradora en publicaciones como The New York Times, Marie Claire
o Entrepreneur.
Sus libros sobre ansiedad y el síndrome de domingo son
resultado de las investigaciones realizadas en el Centro de Estudio y
Tratamiento de la Ansiedad, de la Universidad de Pensilvania, de la cual es
miembro.
No es una enfermedad propiamente dicha, un
síndrome es un conjunto de síntomas que tienen cierta identidad, aunque no se conozca una causa única y cierta. En el caso del síndrome de domingo es un malestar “inexplicable”
Actualmente es muy normal escuchar a muchas personas lamentándose
por esta depresión que sufren los días domingos e incluso se manejan estadísticas
que corroboran esta afirmación, registrando
un aumento en la cantidad de inmolaciones.
Aunque Dios haya creado el mundo en seis días y el séptimo
descansó, pocos seres humanos pueden
descansar los días domingos.
Parece que cada vez más personas prefieren seguir trabajando
como lo hacen habitualmente, sin parar, o bien planificar un día de descanso,
con un esquema de actividades agotador.
El síndrome
del domingo suele relacionarse con la
soledad que se puede llegar a sentir en las grandes ciudades, y sentirse
solo puede significar un motivo para caer en una depresión.
Pero
existe un modo de estar en soledad que es
diferente, que no nos hace añorar la compañía, que nos permite la libertad
de no hacer nada o simplemente disfrutar de aquello que nos gusta.
Para no
necesitar en forma imperiosa a otro, es importante estar bien con uno mismo, porque cuando hay un conflicto interno se
hace más acuciante la soledad, cuando la conciencia intenta buscar el
equilibrio y nos exige enfrentar las cuestiones pendientes.
El
problema del domingo es que nos obliga a
reflexionar sobre nuestras constantes contradicciones así como pensar una
cosa, decir otra y hacer otra totalmente diferente. Y no conforme con eso,
pensar que el lunes los problemas, que se tomaron una pausa el viernes, volverán
con todo. Y de nuevo, volver a luchar la semana para llegar al fin de semana...
Aunque
pensar en los problemas no es lo más
recomendable, es lo que hacemos por lo general, en lugar de aprender a
vivir con los problemas y a resolver las cosas cuando suceden.
Tener
conciencia del momento presente no es cosa fácil para una personalidad depresiva, porque su tendencia es añorar el pasado y
preocuparse por el futuro, dejando de lado el aquí y ahora que es eterno.
El
domingo puede llegar a ser el día
perfecto para empezar algo nuevo y deberíamos atrevernos a vivirlo sin
miedo a la soledad.
Siempre
pasamos toda la semana esperando que llegue el fin de semana con el propósito de
descansar y pasarlo bien, pero la realidad es otra.
Lo cierto del caso es que ni nos damos cuenta, solo sabemos
que “nos aburrimos”. Los sábados,
hacemos todas las tareas que no podemos hacer durante la semana, también es el
sábado cuando solemos salir a divertirnos, y casi sin darnos cuenta se nos va,
pero el domingo se nos resiste.
Algunos síntomas que presentamos los domingos
son:
Desgano,
poco ánimo, poca energía, mal humor, tristeza melancolía .
Somos muchos los que sin saberlo padecemos dicho síndrome.
Generalmente el domingo por la mañana, aún estamos activos, pero ya en la tarde,
cuando empiezan a parecer todos estos síntomas. Parece ser que esto es debido a
que sabemos que termina nuestro tiempo de ocio y descanso, debiendo retomar la
rutina y las obligaciones diarias.
Según investigaciones este síndrome afecta tanto a hombres
como mujeres en edad productiva.
También están empezando a padecerla los
niños. Si estamos en casa, y sin un plan que nos llene y divierta, estos
signos se agudizan y pueden llegar a
ser terribles.
Naturalmente aquellas personas que viven solas son las más
propensas a padecer este síndrome pero quizás ellas tengan más libertad para
organizar actividades, o buscar estar fuera de casa.
La
clave es mantenernos ocupados y la mejor forma de hacerle frente, es rodearnos de amigos, una reunión, un
paseo, tener preparado ese libro que nos gusta, pero que nunca
terminamos de leer, organizar juegos con los niños, actividades divertidas,
para estar ocupados las últimas horas del domingo.
Y … Tranquilos amigos el lunes… se nos pasan todos esos males. Hasta la próxima……
Romanjoseg1@gmail.com @consultfinper1
José G. Román
Creador – Fundador de El Consultorio de Las Finanzas
Personales
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