miércoles, 18 de enero de 2017

El Síndrome del Domingo

Existe una experiencia muy particular que muchas personas cuentan haber tenido y dicha experiencia la llaman “la depresión del domingo o síndrome del domingo”.

En el 2006 recibió nombre oficial, síndrome del domingo.

Este nombre aparece por primera vez en un libro llamado Ansiedad de 9 a 5, de Larina Kase, psicóloga norteamericana con master en administración de negocios. Coach, y una de las profesionales mimadas por la prensa, colaboradora en publicaciones como The New York Times, Marie Claire o Entrepreneur. 

Sus libros sobre ansiedad y el síndrome de domingo son resultado de las investigaciones realizadas en el Centro de Estudio y Tratamiento de la Ansiedad, de la Universidad de Pensilvania, de la cual es miembro.

No es una enfermedad propiamente dicha, un síndrome es un conjunto de síntomas que tienen cierta identidad, aunque no se conozca una causa única y cierta. En el caso del síndrome de domingo es un malestar “inexplicable”

Actualmente es muy normal escuchar a muchas personas lamentándose por esta depresión que sufren los días domingos e incluso se manejan estadísticas que corroboran esta afirmación, registrando un aumento en la cantidad de inmolaciones.

Aunque Dios haya creado el mundo en seis días y el séptimo descansó, pocos seres humanos pueden descansar los días domingos.

Parece que cada vez más personas prefieren seguir trabajando como lo hacen habitualmente, sin parar, o bien planificar un día de descanso, con un esquema de actividades agotador.

El síndrome del domingo suele relacionarse con la soledad que se puede llegar a sentir en las grandes ciudades, y sentirse solo puede significar un motivo para caer en una depresión.

Pero existe un modo de estar en soledad que es diferente, que no nos hace añorar la compañía, que nos permite la libertad de no hacer nada o simplemente disfrutar de aquello que nos gusta.

Para no necesitar en forma imperiosa a otro, es importante estar bien con uno mismo, porque cuando hay un conflicto interno se hace más acuciante la soledad, cuando la conciencia intenta buscar el equilibrio y nos exige enfrentar las cuestiones pendientes.

El problema del domingo es que nos obliga a reflexionar sobre nuestras constantes contradicciones así como pensar una cosa, decir otra y hacer otra totalmente diferente. Y no conforme con eso, pensar que el lunes los problemas, que se tomaron una pausa el viernes, volverán con todo. Y de nuevo, volver a luchar la semana para llegar al fin de semana...

Aunque pensar en los problemas no es lo más recomendable, es lo que hacemos por lo general, en lugar de aprender a vivir con los problemas y a resolver las cosas cuando suceden.

Tener conciencia del momento presente no es cosa fácil para una personalidad depresiva, porque su tendencia es añorar el pasado y preocuparse por el futuro, dejando de lado el aquí y ahora que es eterno.

El domingo puede llegar a ser el día perfecto para empezar algo nuevo y deberíamos atrevernos a vivirlo sin miedo a la soledad.
Siempre pasamos toda la semana esperando que llegue el fin de semana con el propósito de descansar y pasarlo bien, pero la realidad es otra.

Lo cierto del caso es que ni nos damos cuenta, solo sabemos que “nos aburrimos”. Los sábados, hacemos todas las tareas que no podemos hacer durante la semana, también es el sábado cuando solemos salir a divertirnos, y casi sin darnos cuenta se nos va, pero el domingo se nos resiste.

Algunos síntomas que presentamos los domingos son:

Desgano, poco ánimo, poca energía, mal humor, tristeza melancolía. Somos muchos los que sin saberlo padecemos dicho síndrome.

Generalmente el domingo por la mañana, aún estamos activos, pero ya en la tarde, cuando empiezan a parecer todos estos síntomas. Parece ser que esto es debido a que sabemos que termina nuestro tiempo de ocio y descanso, debiendo retomar la rutina y las obligaciones diarias.

Según investigaciones este síndrome afecta tanto a hombres como mujeres en edad productiva. También están empezando a padecerla los niños. Si estamos en casa, y sin un plan que nos llene y divierta, estos signos se agudizan y pueden llegar a ser terribles.

Naturalmente aquellas personas que viven solas son las más propensas a padecer este síndrome pero quizás ellas tengan más libertad para organizar actividades, o buscar estar fuera de casa.

La clave es mantenernos ocupados y la mejor forma de hacerle frente, es rodearnos de amigos, una reunión, un paseo, tener preparado ese libro que nos gusta, pero que nunca terminamos de leer, organizar juegos con los niños, actividades divertidas, para estar ocupados las últimas horas del domingo.

Y … Tranquilos amigos el lunes… se nos pasan todos esos males.  Hasta la próxima……

Romanjoseg1@gmail.com   @consultfinper1

José G. Román
Creador – Fundador de El Consultorio de Las Finanzas Personales














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