Los
líderes deben aprender a diferenciar entre la persona y el problema, y
reconocer que es más productivo persuadir que coaccionar. Es la manera de
resolver conflictos.
Los conflictos le causan
temor? Es normal. De manera instintiva, el
cerebro nos dice que son peligrosos, de modo que nuestra tendencia natural
es la de enfrentarnos o huir. No obstante, el miedo al conflicto puede
convertir a líderes, directivos y empleados en “rehenes psicológicos”, que se paralizan y pierden la capacidad de
actuar.
Lo cierto es que un
conflicto bien manejado lleva implícitos enormes beneficios, tanto para las
empresas como para la gente que trabaja en ellas. De hecho, el manejo de
conflictos suele ser uno de los mayores impulsores de cambios.
Por lo tanto, si se los
aborda de la manera apropiada, pueden
ayudar al personal a ser más innovador, a crear vínculos más fuertes, a
trabajar en equipos eficaces y a mejorar su rendimiento. La clave para resolver conflictos reside en encarar abiertamente el
problema, y negociar con el fin de obtener un resultado en el que todos
salgan ganando.
El conflicto se expresa como una diferencia entre
dos o más personas o grupos, y se caracteriza por la tensión, el desacuerdo, el
exaltamiento de las emociones o la polarización. En las empresas hay cada vez
más diversidad y creciente interdependencia, razón por la cual también aumentan
las probabilidades de que surjan discrepancias. Como ejecutivo, usted es sólo
una voz entre muchas. Es muy probable que sus responsabilidades excedan su
autoridad. De manera inevitable deberá enfrentar algún conflicto. En la mayoría
de los casos, encararlo abiertamente mejorará sus posibilidades de alcanzar los
objetivos que se ha fijado.
Las personas generan conflictos como resultado del
ciclo de las relaciones humanas. Y cuando los vínculos se quiebran,
experimentan sensaciones de pérdida, decepción, frustración, e incluso un
profundo sufrimiento. Si usted se identifica con esas sensaciones, tendrá una
mejor visión del problema y de la manera de solucionarlo. Las empresas pueden ser la causa de que su gente sufra o se sienta
abrumada por emociones negativas: un ascenso denegado, un mal informe de
rendimiento laboral, la cancelación de un proyecto con el que se habían
comprometido. En esos casos, las personas experimentan profundas
necesidades que acaso no sean satisfechas, y ello provoca más discordia.
Al enfrentarnos a un conflicto, nuestra reacción
natural es la de pelear, huir o paralizarnos. Pero podemos superar el miedo que
sentimos si dominamos nuestras emociones. Los seres humanos vivimos en muchos
“estados”. Un “estado” es una
combinación de sentimientos, pensamientos, fisiología y comportamiento que, en
gran medida, determinan nuestra manera de actuar. Es posible cambiar un
“estado” de negativo a positivo, del miedo al coraje, por ejemplo, y hacer lo
contrario de lo que sugeriría el sentido común: ir hacia la persona con la que
estamos en conflicto. ¿Cómo lograrlo? Una táctica clave consiste en aplicar la capacidad de “visualización”, uno de
los mecanismos más poderosos del cerebro por cuanto da forma al modo en que
vemos una situación en particular y determina cómo actuaremos o reaccionaremos.
Para mejorar el rendimiento, los atletas se
visualizan ganando, sin perder de vista su meta en ningún momento. En realidad,
la mayoría de los individuos de alto rendimiento apelan a ese mecanismo mental
para concentrarse en los beneficios, más allá del miedo o el potencial peligro.
La visualización también es una
herramienta fundamental para alcanzar un resultado positivo o negativo en el
momento de manejar un conflicto. “El ojo de nuestra mente” está
condicionado por experiencias y elecciones que definen la manera en que vemos
el mundo y, en última instancia, el éxito o el fracaso al enfrentarnos a los
conflictos. En ese tipo de situaciones, muchos líderes se vuelven “rehenes” de
sus miedos interiores, y no ven las oportunidades que les ayudarían a
resolverlos.
Seis habilidades
esenciales para manejar conflictos
1. Cree y mantenga un vínculo, incluso
con su “adversario”
La clave para desarticular un
conflicto radica en establecer un vínculo o restablecerlo si se ha deteriorado
con la otra parte. Para ello no es necesario que ese individuo nos agrade; lo
único que hace falta es un objetivo en común. Trate a la persona como a un
amigo, y base la relación en el respeto mutuo y la cooperación.
2. Entable un diálogo y negocie
Es importante no apartar la
conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado en un resultado
positivo y ser consciente de la meta común. No se muestre hostil ni agresivo.
La etapa siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se
“regatea”. El diálogo y la negociación producen transacciones genuinas y
productivas para ambas partes.
3. “Ponga el pescado sobre la mesa”
Esta expresión significa plantear
una cuestión difícil sin hostilidad. La frase proviene de Sicilia, donde los
pescadores, que mantienen vínculos muy fuertes, exponen su sangriento botín del
día sobre una gran mesa, para limpiarlo en conjunto.
Si usted deja pescado “bajo la mesa”, empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, una vez que plantea el problema, puede empezar a aclarar el enredo. Sea directo pero respetuoso, y hable en el momento oportuno.
Si usted deja pescado “bajo la mesa”, empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, una vez que plantea el problema, puede empezar a aclarar el enredo. Sea directo pero respetuoso, y hable en el momento oportuno.
4. Comprenda la causa del conflicto
Entre las raíces de una
discrepancia se encuentran las diferencias en materia de objetivos, intereses o
valores. También podrían influir percepciones opuestas de un problema. “Se
trata del control de calidad” y “Lo que falla es la producción”, y hasta
estilos de comunicación distintos. El poder, la rivalidad, la inseguridad, la
resistencia al cambio y la confusión de roles son otros motivos de desacuerdo.
5. Aplique la ley de la reciprocidad
La reciprocidad es la base de la cooperación
y la colaboración. En general, lo que uno da es lo que recibe. Recientemente,
varios investigadores han descubierto “neuronas
espejo” en el cerebro, lo cual indica que nuestro sistema límbico (cerebro
emocional), donde se encuentra la empatía, recrea en nosotros la experiencia de
las intenciones y las emociones del otro. El intercambio y la adaptación
interna permiten que dos individuos sean capaces de identificarse con los
estados interiores del otro. En consecuencia, ambos podrán hacer las concesiones
necesarias en el momento debido.
6.
Construya una relación positiva
Una vez establecido un vínculo,
nutra la relación y siga tras el logro de sus objetivos. Trate de equilibrar la
razón y la emoción, porque emociones como el miedo, el enojo, la frustración
pueden desbaratar acciones bien planeadas.
Entienda el punto de vista de la otra persona, lo comparta o no. Cuanto más efectiva sea la manera en que comunique sus diferencias y los puntos de concordancia, mejor comprenderá las preocupaciones del otro, y así mejorará sus probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes. Los vínculos más fuertes se basan en lo que el psicólogo Carl Rogers denominó “consideración positiva incondicional”.
Sentirse aceptados, dignos y valorados son necesidades psicológicas básicas.
Entienda el punto de vista de la otra persona, lo comparta o no. Cuanto más efectiva sea la manera en que comunique sus diferencias y los puntos de concordancia, mejor comprenderá las preocupaciones del otro, y así mejorará sus probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes. Los vínculos más fuertes se basan en lo que el psicólogo Carl Rogers denominó “consideración positiva incondicional”.
Sentirse aceptados, dignos y valorados son necesidades psicológicas básicas.
Consideraciones finales
La
interrelación entre las personas, especialmente entre disputantes, es una
fuente permanente de conflictos, los que su inmensa mayoría son solucionados
directamente entre los involucrados por medio del proceso de negociación
simple. Pero en ocasiones los participantes no pueden llegar a resolver sus
diferencias en forma directa y si quieren resolver la disputa deberían recurrir
a un tercero.
Aunado
a lo antes expuesto, es de vital importancia situar el problema en las
organizaciones modernas considerando tres dimensiones: el conflicto, el contexto y el hombre. No resultaría conveniente centrarse
unidireccionalmente en el conflicto, en el contexto o en el hombre, ya que todo
es importante y susceptible. Bajo la luz de lo expuesto, las organizaciones
modernas deben estar dispuestas a establecer estrategias que contribuyan a
generar relaciones armoniosas, en un ambiente de negociación donde se logre el
bienestar psicológico y laboral.
De
esta manera, las instituciones permitirían por un lado constructivo clarificar
temas importantes, solucionar los problemas manteniendo un proceso de cambio a
través de una comunicación autentica, promoviendo una cooperación entre
personas sobre las relaciones interpersonales, y aprendiendo las técnicas
necesarias para gestionar futuros conflictos.
Bueno mis queridos lectores espero que este artículo les ayude a
resolver sus conflictos, hasta la próxima….
José
G. Román
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