domingo, 29 de mayo de 2016

Los efectos de la crisis financiera en el núcleo familiar Parte I



El artículo de hoy es muy importante para la salud mental y familiar. Hablaremos sobre los efectos de la crisis financiera: en la salud mental y en la dinámica familiar.
Muchas familias están sufriendo los estragos de la crisis económica mundial, que afecta a millones de hogares, y cuyos efectos son: por un lado, económicos, y además efectos en la salud mental de las personas que viven en una situación así, es decir, que se encuentran estresados, con incertidumbre, con angustia y no saben cómo manejar la situación.

La alimentación y el manejo del presupuesto familiar recaen sobre los padres y las madres en la mayoría de los países. En muchos hogares, la situación se agrava más cuando hablamos de familias en donde la madre es la responsable de la provisión de la casa, y efectivamente, en la actualidad existen muchos hogares en Latinoamérica que tienen por cabeza a una mujer y sabemos que la tarea de manejar un hogar no es algo fácil, cada día aumentan los precios de los necesidades básicas (alimentación, ropa, calzado, educación, salud, servicios entre otros.)

Cuántos de nosotros hemos escuchado a familiares o amigos decir que perdieron su trabajo, simplemente porque la fábrica cerró. Y en este contexto no podemos dejar de lado los efectos que esta crisis produce en las familias, ya que es la institución humana principalmente afectada, y que está sufriendo las consecuencias ya sea de un despido, del aumento de precios, las deudas que empiezan a acrecentarse debido a que no hay recursos suficientes para poder solventar y pagar esos compromisos adquiridos, etc.
Y aún ocurre que la persona al haber adquirido esos compromisos con responsabilidad, habiendo realizado una planeación de sus ingresos, debido al impacto de la crisis financiera en su patrimonio, ahora ya no puede pagar y es cuando comienzan el estrés, la preocupación y la desesperación.

Las estadísticas afirman que los niveles de desempleo han provocado que el presupuesto familiar de los hogares promedio, carezca de la capacidad para cubrir las necesidades primarias. El dinero tiene un lugar preponderante en la vida del ser humano, al grado que el hombre ha relacionado el dinero con la felicidad, y su futuro, con la posesión de dinero. Las sociedades lamentablemente, se rigen bajo el sistema moral de que “si tienes dinero… “tienes la posibilidad de ser feliz, tener un futuro”, “vas a poder tener una vida de calidad, con salud”.
De tal manera que si el dinero empieza a escasear o si se empieza a perder la fuente de trabajo, en donde ya no se puede tener el ingreso que normalmente se tenía, o si ya no alcanza para el tipo de vida que se quiere llevar, entonces se viene una crisis y esto hace que la persona se empiece a angustiar y desesperar.

Entonces, los problemas económicos pueden tener efectos negativos en la salud. Si bien es cierto que todos nosotros podemos reaccionar de manera distinta ante esta crisis, sin embargo quisiera mencionar algunas señales de alerta:

·         Tristeza
·         Ansiedad
·         Falta de sueño, lo que produce una fatiga constante.
·         Excesiva irritabilidad o enojo, la persona puede llegar a herir a los que están a su alrededor, puede descargar su ira con sus hijos, con su cónyuge y se vuelve tan sensible, que cualquier cosa puede hacer que explote.
·         El aumento de consumo de drogas -lícitas e ilícitas- como una forma de querer evadir la realidad, e incluso la persona puede hacer mal uso de medicamentos, que ponen en riesgo su vida.
·         Dificultad para prestar atención o permanecer concentrado. La persona está evadida, como si estuviera en otro lugar.
·         Apatía. Ya no se preocupa por cosas que anteriormente le eran importantes, incluso puede llegar al punto de ver las situaciones imposibles de resolver.
·         Bajo rendimiento ya sea en el trabajo, en la escuela o en el hogar, como consecuencia de que la persona está agotada, agobiada por la situación que vive.

Tengamos muy en cuenta estas señales de alerta. Podemos tener un familiar o amigo en los cuales podamos ver algunas de estas características que nos indiquen si la persona está siendo afectada por la crisis financiera. La crisis económica no provoca determinadas enfermedades, pero sí las empeora.

Los profesionales en la salud coinciden en que son tres las afecciones emocionales más comunes que pueden surgir ante la crisis financiera: 
a) Incertidumbre. El llenarse de dudas, inseguridad, miedos, obsesiones, que a su vez desencadenan la aparición de síntomas como el insomnio, los desórdenes alimenticios, la irritabilidad, somatizaciones o reacciones psicosomáticas, que pueden mermar la salud física de las personas ya que se desconoce cómo acabará la situación difícil, y esto lo lleva a sentir que no tiene el control, lo que le causa angustia, estrés, se siente desamparado y desprotegido.

b) Ansiedad. Preocupaciones excesivas que surgen ya sea al quedarse sin empleo o ver reducidos sus ingresos. Se produce un fuerte estado de ansiedad, con graves consecuencias físicas y emocionales, sobre todo cuando la persona se ve obligada a modificar sus hábitos de vida ya que tiene que suprimir muchas cosas, algunos gastos, hacer a un lado proyectos de vida, quitarse ciertas comodidades, etc.
Los cambios en la vida del ser humano siempre nos afectan, causan ansiedad en menor o mayor grado, siempre hay un estrés, por ejemplo: el cambiarte de casa es una de las situaciones más estresantes que puedas encontrarte en tu vida, y en este caso, el hecho que cambies tu forma de vivir, también genera ansiedad.

c) Estrés. De acuerdo con una encuesta de la Asociación Americana de Psicología, el dinero y la situación económica son dos de las principales fuentes de estrés para el 80% de los seres humanos.

De acuerdo con estudios recientes, las razones financieras que con mayor frecuencia causan conflictos son las siguientes:

Sueldos bajos. Las necesidades básicas ya no pueden ser suplidas, esto causa mucha frustración entre los miembros de la familia.

Imprevistos. Lamentablemente ante situaciones de impotencia el hombre comúnmente busca hallar culpables, es decir, cuando una persona tiene todo planeado y surge un imprevisto, dígase accidente, enfermedad, recibir visitas inesperadas incluso un embarazo no planificado, esto provoca desestabilización, sacan a la persona del control aparente que tenía de la situación.

Mala organización de la economía familiar. Surgen las preguntas: ¿Por qué me endeudé? ¿Por qué saqué ese artículo a crédito?

Saber administrar es un don que no todos tenemos, y nos es difícil organizar y planificar los gastos. Suele pasar que no hay un entendimiento claro de que es un deber familiar solventar las necesidades básicas, sin embargo se quieren hacer gastos en cosas que son superfluas e innecesarias para el hogar, se hacen gastos, queriendo alcanzar un estatus de vida o condición social más alta.

Existen principios en economía tan simples como “No gastes más de lo que tienes”, mucha gente no respeta esos principios, y gastan de más y en cosas que no son necesarias, que no son para el bien común de la familia y después vienen las consecuencias.

Despidos inesperados y largos períodos de paro. El trabajo, para muchas personas simboliza tranquilidad, porque saben que sus necesidades estarán suplidas, y de pronto perder ese cimiento, definitivamente es una pérdida muy significativa, que afecta tanto a la persona, como a su familia.

Problemas de uno de los miembros de la familia, tales como adicciones e irresponsabilidad. Una crisis financiera no solamente implica que no haya dinero, es decir, la persona puede tener una solvencia económica satisfactoria, pero si entra en un problema de adicciones, gasta todo en el alcohol o en la droga, lo que sucede es que está llevando a su familia a una crisis financiera, ya que en lugar de utilizar el dinero para suplir las necesidades de ellos, se gasta el dinero en su propio vicio.
Aquí concluiremos la primera parte de este artículo, en la segunda y última parte continuaremos hablando de este interesante tema donde incluiremos consejos para que usted y su familia puedan enfrentar esta situación.  Hasta la próxima…
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José G. Román

jueves, 26 de mayo de 2016

Economía Domestica: La Administración de los Recursos en el Hogar

Para entrar a hablar acerca del tema para esta ocasión, es bueno que ustedes queridos lectores, comprendan el significado de economía en palabras muy sencillas; economía es la administración en forma óptima de los recursos limitados que se poseen. Son recursos limitados porque se tienen en un momento determinado, pero se gastan, se acaban, se agotan, como es el tiempo, el dinero, el ser humano, los electrodomésticos, los muebles, los equipos, entre otros.
De acuerdo a lo anterior, voy a referirme hoy, a un tema que dentro de la economía familiar es importante que tengamos en cuenta para su administración, como son los recursos:

Entendemos por economía doméstica el conjunto de medidas de orden y administración del hogar.
Esta administración tiene por objeto, el cuidado de las personas que componen el núcleo familiar, la pertenencia de los bienes patrimoniales y la correcta distribución de los ingresos. Cuando decimos cuidados de las personas, nos referimos a la satisfacción de sus necesidades materiales, atendiendo aspectos fundamentales de su desarrollo, como alimentación sana, vestidos prácticos, habitaciones agradables y asistencia a los enfermos.
Con todo esto podemos afirmar que la economía doméstica es una técnica, necesitada de un aprendizaje que proporcione la experiencia necesaria a toda buena administración.

La economía familiar o doméstica, contempla cinco tipos de recursos, que son necesarios tener en cuenta para su administración, entre ellos tenemos:
Recurso tiempo: Se refiere al aprovechamiento racional del tiempo, para ello es necesario programar y controlar las actividades que se desarrollan dentro del hogar, pues ello trae como beneficio, facilitarnos el cumplimiento oportuno de las actividades programadas y la ayuda al fomento de la disciplina

El tiempo es un recurso muy valioso, debemos aprender a apreciarlo y valorarlo si deseamos el éxito para el hogar. Este recurso, cuando se desperdicia nunca, nunca se puede recuperar. Así que planea tu horario con cuidado, y dale más tiempo a las tareas más importantes, no permitas que lo importante se te convierta en urgente, dentro de esta planeación incluye tiempo que le dedicarás a tu hogar o familia, no importa si tú eres padre,  madre o  hijo (a), esto te ayudará mucho y evitarás conflictos dentro del hogar. Lo que necesitamos es mantener un equilibrio con todas las actividades que realizamos; es decir, darle un pedazo de tiempo a todo lo que hacemos, como es el empleo, la familia, los pasatiempos, el estudio, etc.

Recurso Humano: Este es un punto importante en el momento de administrar un hogar, el padre y la madre, poseen habilidades o talentos, temperamentos, carácter y emociones entre otras, las cuales deben de ser conocidas por parte de los líderes del hogar y de esta forma identificarlos para con sus hijos, de ahí el desarrollo como tal del recurso humano, es decir los padres tienen la responsabilidad de identificar los talentos, temperamento y emociones  de sus hijos y formarle su carácter, para luego desarrollarlos y por último, enseñarles a administrarlos.

Recurso Físico: Este recurso se refiere a las cosas materiales que poseemos, las cuales también requieren de una excelente administración, pues el hecho de obtenerlas necesitó de un esfuerzo laboral. Para su administración es necesario enseñar especialmente a los hijos la diferencia entre electrodomésticos o enseres y juguetes, los cuales requieren de ser cuidados y valorados.

Recurso Financiero: Este punto o recurso exige amplio conocimiento para su administración.  Lo importante es saber que el dinero, no es más que una herramienta que se requiere para desarrollar una actividad. El dinero debe ser controlado o administrado por nosotros y no que el dinero nos controle, como suele suceder en muchos casos.   

Recursos intelectuales: Este punto se refiere específicamente a la formación académica o intelectual que se tenga dentro de algún miembro del hogar, lo que se busca es, que dicha formación se desarrolle y no se deje de lado; es decir, si tu eres un talentoso escritor, pintor, etc, busque las oportunidades para desarrollar esa formación sin darte por vencido.  Es la única manera de poder administrar lo que posees al interior de ti.

Reglas de la buena economía domestica
Gastar siempre menos de lo que se tiene, aunque no menos de lo necesario.
Saber comprar o, lo que es igual, comprar bien; pero esto no significa comprar barato, sino comprar cuando los precios nos convienen.
Desconfiar de las gangas y de los artículos rebajados, pues suelen ser de calidad inferior y ponen en peligro nuestra salud, si se trata de alimentos.
Comprar barato significa casi siempre comprar dos veces, la primera de ellas tal vez cegados por la publicidad.
No comprar algo “Por si un día se necesita”, sino cuando realmente es necesario.
No comprar al por mayor si no se tiene experiencia en ello o capacidad de almacenamiento, en el caso de los alimentos.
No hacer gastos anticipados sobre posibles ingresos o futuras ganancias.
Anotar cuidadosamente todos los gastos diarios, sin olvidar los “Pequeños detalles”.
Atender las averías y desperfectos graves de forma inmediata: los arreglos aplazados no hacen sino incrementar el gasto de un principio.
Hacer obligatoriamente el presupuesto mensual, separando en primer lugar la cantidad para los gastos fijos, que bajo ningún concepto deben emplearse en otra cosa. Bueno mis estimados lectores espero que les haya sido de gran ayuda y orientación este articulo, hasta la próxima….

José G. Román






lunes, 23 de mayo de 2016

Qué es el conflicto y cómo manejarlo

Los líderes deben aprender a diferenciar entre la persona y el problema, y reconocer que es más productivo persuadir que coaccionar. Es la manera de resolver conflictos.
Los conflictos le causan temor? Es normal. De manera instintiva, el cerebro nos dice que son peligrosos, de modo que nuestra tendencia natural es la de enfrentarnos o huir. No obstante, el miedo al conflicto puede convertir a líderes, directivos y empleados en “rehenes psicológicos”, que se paralizan y pierden la capacidad de actuar.

Lo cierto es que un conflicto bien manejado lleva implícitos enormes beneficios, tanto para las empresas como para la gente que trabaja en ellas. De hecho, el manejo de conflictos suele ser uno de los mayores impulsores de cambios.

Por lo tanto, si se los aborda de la manera apropiada, pueden ayudar al personal a ser más innovador, a crear vínculos más fuertes, a trabajar en equipos eficaces y a mejorar su rendimiento. La clave para resolver conflictos reside en encarar abiertamente el problema, y negociar con el fin de obtener un resultado en el que todos salgan ganando.

El conflicto se expresa como una diferencia entre dos o más personas o grupos, y se caracteriza por la tensión, el desacuerdo, el exaltamiento de las emociones o la polarización. En las empresas hay cada vez más diversidad y creciente interdependencia, razón por la cual también aumentan las probabilidades de que surjan discrepancias. Como ejecutivo, usted es sólo una voz entre muchas. Es muy probable que sus responsabilidades excedan su autoridad. De manera inevitable deberá enfrentar algún conflicto. En la mayoría de los casos, encararlo abiertamente mejorará sus posibilidades de alcanzar los objetivos que se ha fijado.
Las personas generan conflictos como resultado del ciclo de las relaciones humanas. Y cuando los vínculos se quiebran, experimentan sensaciones de pérdida, decepción, frustración, e incluso un profundo sufrimiento. Si usted se identifica con esas sensaciones, tendrá una mejor visión del problema y de la manera de solucionarlo. Las empresas pueden ser la causa de que su gente sufra o se sienta abrumada por emociones negativas: un ascenso denegado, un mal informe de rendimiento laboral, la cancelación de un proyecto con el que se habían comprometido. En esos casos, las personas experimentan profundas necesidades que acaso no sean satisfechas, y ello provoca más discordia.
Al enfrentarnos a un conflicto, nuestra reacción natural es la de pelear, huir o paralizarnos. Pero podemos superar el miedo que sentimos si dominamos nuestras emociones. Los seres humanos vivimos en muchos “estados”. Un “estado” es una combinación de sentimientos, pensamientos, fisiología y comportamiento que, en gran medida, determinan nuestra manera de actuar. Es posible cambiar un “estado” de negativo a positivo, del miedo al coraje, por ejemplo, y hacer lo contrario de lo que sugeriría el sentido común: ir hacia la persona con la que estamos en conflicto. ¿Cómo lograrlo? Una táctica clave consiste en aplicar la capacidad de “visualización”, uno de los mecanismos más poderosos del cerebro por cuanto da forma al modo en que vemos una situación en particular y determina cómo actuaremos o reaccionaremos.
Para mejorar el rendimiento, los atletas se visualizan ganando, sin perder de vista su meta en ningún momento. En realidad, la mayoría de los individuos de alto rendimiento apelan a ese mecanismo mental para concentrarse en los beneficios, más allá del miedo o el potencial peligro. La visualización también es una herramienta fundamental para alcanzar un resultado positivo o negativo en el momento de manejar un conflicto. “El ojo de nuestra mente” está condicionado por experiencias y elecciones que definen la manera en que vemos el mundo y, en última instancia, el éxito o el fracaso al enfrentarnos a los conflictos. En ese tipo de situaciones, muchos líderes se vuelven “rehenes” de sus miedos interiores, y no ven las oportunidades que les ayudarían a resolverlos.
Seis habilidades esenciales para manejar conflictos

1. Cree y mantenga un vínculo, incluso con su “adversario”
La clave para desarticular un conflicto radica en establecer un vínculo o restablecerlo si se ha deteriorado con la otra parte. Para ello no es necesario que ese individuo nos agrade; lo único que hace falta es un objetivo en común. Trate a la persona como a un amigo, y base la relación en el respeto mutuo y la cooperación.

2. Entable un diálogo y negocie
Es importante no apartar la conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado en un resultado positivo y ser consciente de la meta común. No se muestre hostil ni agresivo. La etapa siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se “regatea”. El diálogo y la negociación producen transacciones genuinas y productivas para ambas partes.

3. “Ponga el pescado sobre la mesa”
Esta expresión significa plantear una cuestión difícil sin hostilidad. La frase proviene de Sicilia, donde los pescadores, que mantienen vínculos muy fuertes, exponen su sangriento botín del día sobre una gran mesa, para limpiarlo en conjunto.
Si usted deja pescado “bajo la mesa”, empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, una vez que plantea el problema, puede empezar a aclarar el enredo. Sea directo pero respetuoso, y hable en el momento oportuno.

4. Comprenda la causa del conflicto
Entre las raíces de una discrepancia se encuentran las diferencias en materia de objetivos, intereses o valores. También podrían influir percepciones opuestas de un problema. “Se trata del control de calidad” y “Lo que falla es la producción”, y hasta estilos de comunicación distintos. El poder, la rivalidad, la inseguridad, la resistencia al cambio y la confusión de roles son otros motivos de desacuerdo.


5. Aplique la ley de la reciprocidad
La reciprocidad es la base de la cooperación y la colaboración. En general, lo que uno da es lo que recibe. Recientemente, varios investigadores han descubierto “neuronas espejo” en el cerebro, lo cual indica que nuestro sistema límbico (cerebro emocional), donde se encuentra la empatía, recrea en nosotros la experiencia de las intenciones y las emociones del otro. El intercambio y la adaptación interna permiten que dos individuos sean capaces de identificarse con los estados interiores del otro. En consecuencia, ambos podrán hacer las concesiones necesarias en el momento debido.

6. Construya una relación positiva
Una vez establecido un vínculo, nutra la relación y siga tras el logro de sus objetivos. Trate de equilibrar la razón y la emoción, porque emociones como el miedo, el enojo, la frustración pueden desbaratar acciones bien planeadas.
Entienda el punto de vista de la otra persona, lo comparta o no. Cuanto más efectiva sea la manera en que comunique sus diferencias y los puntos de concordancia, mejor comprenderá las preocupaciones del otro, y así mejorará sus probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes. Los vínculos más fuertes se basan en lo que el psicólogo Carl Rogers denominó “consideración positiva incondicional”.
Sentirse aceptados, dignos y valorados son necesidades psicológicas básicas.

Consideraciones finales
La interrelación entre las personas, especialmente entre disputantes, es una fuente permanente de conflictos, los que su inmensa mayoría son solucionados directamente entre los involucrados por medio del proceso de negociación simple. Pero en ocasiones los participantes no pueden llegar a resolver sus diferencias en forma directa y si quieren resolver la disputa deberían recurrir a un tercero.
Aunado a lo antes expuesto, es de vital importancia situar el problema en las organizaciones modernas considerando tres dimensiones: el conflicto, el contexto y el hombre. No resultaría conveniente centrarse unidireccionalmente en el conflicto, en el contexto o en el hombre, ya que todo es importante y susceptible. Bajo la luz de lo expuesto, las organizaciones modernas deben estar dispuestas a establecer estrategias que contribuyan a generar relaciones armoniosas, en un ambiente de negociación donde se logre el bienestar psicológico y laboral.
De esta manera, las instituciones permitirían por un lado constructivo clarificar temas importantes, solucionar los problemas manteniendo un proceso de cambio a través de una comunicación autentica, promoviendo una cooperación entre personas sobre las relaciones interpersonales, y aprendiendo las técnicas necesarias para gestionar futuros conflictos.  Bueno mis queridos lectores espero que este artículo les ayude a resolver sus conflictos, hasta la próxima….

José G. Román


viernes, 20 de mayo de 2016

La regla del “Páguese usted primero”


Páguese usted primero
Todos nosotros quisiéramos ahorrar un poco de dinero, ¿verdad? Pero puede llegar a ser duro calcular cómo acortar costos, el hecho es, hay simples maneras relativamente indolorosas de ahorro de dinero. Y la mayoría no desean, sin embargo, gente que es financieramente estable también se adhiere a una cierta clase de presupuesto o de plan del gasto. ¿Cómo podemos hacer que esto funcione en nuestras propias vidas?
Primero páguese a usted mismo. Los expertos afirman que lo más importante es pagarse a sí mismo, como si usted fuera su propio acreedor. Aunque usted esté en serias deudas, debe pagarse a usted mismo primero, antes de pagar cualquier factura, servicio o compromiso de pago, no tiene que ser mucho aunque usted apenas ahorre algo semanal, quincenal, mensual, la cifra podría ser 10% del ingreso mensual, pero eso realmente dependerá de las metas de la familia, si buscamos reglas básicas, comience con 10%  Se va a asombrar, que con el 90 % restante, podrá hacer las mismas cosas que hacía antes , casi ni lo va a notar , pero estamos comenzando a planificar nuestro futuro , y ese pequeño 10% , es la llave que nos va a permitir abrir las puertas de las inversiones.

Usted debe cultivar el hábito del ahorro y la inversión, así como usted cultivó el hábito del gasto.

Haga un registro de sus gastos quincenal o mensual, anote cada centavo, incluyendo compras pequeñas tales como un refresco y grandes compras y facturas; observe las tendencias en sus hábitos de gasto, note las tendencias en su humor cuando usted gasta. Entonces repase los resultados y vea si usted puede contener su gasto.
Esté alerta de las pequeñas cosas, son las pequeñas cosas las que pueden sumarse y causar los problemas financieros grandes. Claro que los grandes artículos y los servicios son los que más llaman la atención. Alquileres o pago de hipoteca, pago del automóvil, tienda de comestibles. Pero hay cosas en las que gastamos el dinero que son más pequeñas, pero que se llevan un buen pedazo de nuestro presupuesto.
Cuando hablamos de finanzas personales e intentamos contestar a la pregunta ¿Que pasa con mi dinero? ó ¿Dónde acaba mi dinero? pueden pasarnos tres cosas:
1) Ganas, gastas y al final de mes no te queda nada.
2) Ganas, gastas y al final de mes te queda algo que ahorras. Cada cierto tiempo juntas lo ahorrado y lo gastas de modo que tu cuenta vuelve a estar cerca de cero otra vez. (Sería una variante del caso 1 en la que ahorras hoy para gastar mañana).
3) Ganas, Inviertes una parte, gastas el resto.
Pues bien, la fórmula que incluye el componente 'Invertir' es el único camino que puede sacarnos adelante pero quiero incidir en que la mayor diferencia entre el esquema 3 y los otros dos no está en que se invierte una parte del dinero disponible, sino en el hecho de que invertir se haga antes de gastar. Es fundamental invertir primero una parte para poder gastar el resto libremente y cumplir con la máxima 'páguese a usted primero'. El dinero invertido es dinero pagado a ti mismo, frente al dinero gastado que es dinero pagado a otros.

¿Pero  qué quiere decir el pagarse a uno primero? Por favor no lo confunda con regalarse un día en el SPA o ir a cenar en un restaurante justo el día que recibes tu sueldo o salario, nada que ver, lo que les vengo a contar tiene que ver con una estrategia para maximizar el ahorro. En mi caso particular, significa apartar una parte de los ingresos provenientes de mi trabajo antes de pagar cualquier otra obligación y depositarlos en una cuenta aparte con la finalidad de ahorrar. Significa no ver la cuenta de ahorro como el lugar donde pongo lo que me sobra al final del mes (¡si es que sobra algo!), sino como el acreedor más importante al cual solo puedo dejar de pagar en casos de fuerza mayor. Mejor aún si podemos conseguir un ingreso extra, vendiendo cosas que no usemos, o haciendo algún trabajito extra, lo importante es considerar ese pago mensual que se hace uno mismo como sagrado. Y es que  si bien no nos va a venir a buscar la policía por no pagarle, es dinero que nos debemos a nosotros mismos y, al menos en lo personal,  me gusta pensar que uno es más importante que el restaurant fino del Bulevar.
No es fácil, pero tampoco es imposible, es cuestión de disciplina financiera, y quizás seguir algunos trucos. Si por ejemplo usted es de los que no resisten la tentación de gastar el dinero que tiene en la cuenta, abra la cuenta donde se pagará primero en otro banco, y programe transferencias automáticas a la misma. He oído incluso que algunos empleadores, permiten dividir el sobre de pago entre dos cuentas, si aplica para usted, considérelo pues le resultara más fácil ahorrar.

¿Pero, y qué hago con ese dinero?  Aquí los remito a una historia que seguramente conocieron durante su infancia: “La gallina de los huevos de oro”. Pues resulta que ese dinero que ponen aparte, es lo más cercano a la gallina de los huevos de oro que podemos conseguir nosotros los mortales que no heredamos riquezas ni títulos mobiliarios. Puede que esa gallina nos dé solo micro pepitas al comienzo (digamos un 1% al año en una cuenta de ahorros), pero luego, combinando disciplina con educación financiera,  seguro crecerán y serán parte de las herramientas que nos permitirán alcanzar nuestras metas financieras.

Así que, mi consejo es “páguese a usted mismo primero”, “alimente a su gallina de los huevos de oro”, y por lo que más quiera, no la mate,  arriesgándola más de lo necesario ni cediendo ante la tentación de retirar fondos de ella y ya para finalizar recuerda que “La independencia financiera” es la meta, espero estimados lectores que este articulo les haya gustado y lo pongan en práctica , hasta la próxima..


José G. Román







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martes, 17 de mayo de 2016

El misterio de las emociones




¿Qué es una emoción?

Pocos saben responder a esta pregunta, incluso psicólogos, pero claro, no es tan sencillo. La realidad es que las emociones nos acompañan desde tiempos inmemoriales, incluso desde antes de que existiesen las palabras, quizás por eso es tan complicado hacer una buena definición, de esas que nos gustan  todos.
 En cualquier caso, yo creo que la mejor forma es experimentarla, siendo conscientes de que está ahí, y sintiendo cómo forma parte de nuestro cuerpo y nuestro comportamiento, por ejemplo: Piensa en una playa: El mar azul, el cielo despejado, el horizonte infinito, escuchas las olas con su suave vaivén, sientes la arena caliente en tus pies descalzos, notas el sabor a sal en la boca y el olor a mar en la nariz; te diriges hacia el agua y al andar notas un ligero balanceo de tu cuerpo.
Quédate con esta imagen por un par de minutos. ¿Qué sientes?
Repite el mismo ejercicio con esta imagen: Piensa en un ser querido. Un día, sin avisar, vendrá la muerte y se lo llevará y nunca más volverás a verlo" ¿Qué sientes?

¿Qué diferencia hay entre estas dos historias? Ya habrás notado que entre una y otra la emoción es totalmente diferente ¿pero, por qué? Formulemos de nuevo la pregunta ¿para qué necesito sentirme de una manera o de otra? Nos metemos en lo profundo de nuestro cerebro y encontramos un lugar donde se llevan produciendo emociones desde hace muuuuucho tiempo. Han dirigido nuestro comportamiento, a veces de manera inteligente y otras no tanto, de manera básica, para obtener placer y huir de lo que nos disgusta. Pero existen otras áreas más jóvenes que procesan la emoción, dando un valor a la experiencia emocional. Así por ejemplo, tendemos a evitar pensar en la imagen del niño, porque nos pone en un estado emocional desagradable, en cambio no nos importa estar un ratito más en la primera imagen ya que nos produce placer.

Pero ¿cómo funciona una emoción para hacerme sentir bien o mal? neurotransmisores y hormonas viajan por nuestro cuerpo cambiando nuestro latido, músculos, piel, ojos,... todo lo que encuentra por su paso, siempre en sintonía con la emoción que lo generó.

Las emociones provienen de la parte más primitiva de nuestro cerebro y determinan de alguna manera la calidad de nuestra existencia. Se dan en todas las relaciones que nos importan: en el trabajo, con nuestros amigos, con los miembros de nuestra  familia y en nuestras relaciones más íntimas. Pueden salvarnos la vida en un momento dado, pero también hacernos mucho daño. Pueden llevarnos a actuar correctamente, pero también conducirnos a situaciones no deseables. Las emociones nos suceden, no las escogemos. Van y vienen, no estamos continuamente paralizados por la emoción.

La tristeza es una emoción que puede durar mucho más que las demás, por lo que puede llevar a periodos de depresión o de caídas en el estado de ánimo si esta fuera de control.
El aprendizaje condicionado de una emoción como el miedo es especialmente resistente, puede que imborrable. Eso tiene un lado bueno y otro malo: por una parte, a nuestro cerebro le resulta muy útil conservar recuerdos de los estímulos y situaciones que en el pasado se vieron asociados al peligro (serpientes, alturas…). Lo malo es que esos recuerdos tan potentes pueden “infiltrarse” en situaciones donde no resultan especialmente útiles, haciéndonos ver como peligrosas situaciones que en realidad no lo son. Ahí es cuando pueden surgir miedos irracionales (también conocidos popularmente como fobias) o problemas de ansiedad.

La ira es la emoción más peligrosa para los demás, dado su potencial de violencia (verbal o física).Uno de sus características más peligrosas es que la ira provoca más ira, con lo que el ciclo puede entrar en una rápida escalada. Puede incluso brotar cuando la provocación a ojos de terceras personas es leve. Cuando estamos irritables, lo que solo nos habría fastidiado un poco en situaciones normales, nos pone furiosos.
El sistema de señales emocionales está siempre encedido y listo para propagar instantáneamente cualquier emoción que sintamos. Dos emociones pueden darse en rápida sucesión, una y otra vez (tristeza y alegría, sorpresa y miedo…). También pueden fundirse en una mezcla, pero es más frecuente lo primero.

Importancia de la Emoción
La emoción es una reacción afectiva que tienen los seres humanos ante las distintas circunstancias que le acontecen en su vida. Su existencia en sus diversas variantes ha sido motivo de debate desde la antigüedad, sobre todo desde la perspectiva de la ética. En efecto, una de las características principales de la misma es el hecho de que son de gran relevancia a la hora de considerar el comportamiento humano, comportamiento que en ocasiones puede ser socialmente aceptable y en ocasiones puede ser socialmente inaceptable. Hoy en día, no obstante, este tipo de consideraciones tienen lugar sobre todo en el plano de la psicología.

Las emociones son tendencias que nos hacen escapar de una situación o buscarla, intentar eliminarla o valorarla. Así, en las mismas pueden agruparse diversas sensaciones primarias como el miedo, el enojo, y el deseo. En algunas ocasiones son tan fuertes que ciertamente pueden afectar enormemente nuestro comportamiento. No obstante, no siempre las mismas son racionales y es por esta circunstancia que siempre han sido fuente de debate. En la antigüedad fue Aristóteles el filósofo que con mayor lucidez refirió a las mismas; en su “Ética a Nicómaco”, el filósofo pone puntos esenciales en lo que se referirá a las emociones como inclinaciones que deben estar subordinadas a la razón. Así, la emoción no es buena ni mala en sí misma si no solo en función de la orientación de la misma, es decir, considerando las mismas sirven para que el hombre se realice o no.
Ciertamente, las emociones pueden ser un impulso en nuestra vida que nos lleve a acometer y tener éxito en grandes tareas, pero también pueden llevarnos a experimentar fenómenos que nos limitan enormemente. Un claro ejemplo de emociones que sabotean nuestra vida puede ser las que se relacionan con las fobias; en las mismas se experimenta un miedo irracional ante un evento o hecho que carece de importancia, que no entraña ningún peligro. En estos casos puede suceder que necesitemos la ayuda de un profesional que nos oriente en las intrincadas relaciones que urdió nuestra mente para que este tipo de fenómenos se manifiesten con tanta fuerza; por el contrario, un fluir natural de nuestras emociones puede ser una base para una vida plena en todo sentido.

José G. Román 





sábado, 14 de mayo de 2016

Poder y Sabiduría… aspectos diferentes del crecimiento personal


Has pensado alguna vez en las diferencias entre sabiduría y poder, ambos se pueden considerar una señal de crecimiento personal. Tanto el poder personal como la sabiduría pueden atraernos hacia otro ser humano, e inspirarnos a buscar su compañía y consejo. Las personas que poseen poder personal nos influencian y cambian el curso de nuestras vidas, mientras que las personas sabias pueden inspirarnos y guiarnos. El problema es que a menudo confundimos las dos cosas: poder y sabiduría, en realidad, no siempre van de la mano. Sin expectativas de dar respuestas definitivas, intentemos profundizar en nuestro entendimiento de estas dos cualidades importantes del ser humano.
Poder personal
El poder personal es, básicamente, la capacidad de reflejar nuestra voluntad en el mundo externo. Es la capacidad de “imprimir” nuestras ideas en el ambiente externo, dando forma al mundo para que esté en armonía con nuestra visión. El poder personal puede ser desarrollado a través del entrenamiento mental, el ejercicio físico, o incluso obteniendo riqueza y estatus social: todos estos factores nos permiten ejercer más influencia sobre el mundo que nos rodea.
Mientras no lo convirtamos en un objetivo en sí mismo, no hay nada malo en el desarrollo de nuestro poder personal. Más poder significa más eficacia en el mundo, y eso puede ser muy útil. Debido a que el poder en sí mismo no es ni bueno ni malo, sin embargo, puede ser usado para el bien común, o para destruir y manipular. Centrarse sólo en el poder puede ser arriesgado: el poder por sí solo no puede garantizar que estemos actuando en beneficio de todos. Para tener esta visión ampliada, necesitamos algo diferente: la sabiduría.
En definitiva, el poder personal puede ser muy útil, pero también peligroso. Si la sabiduría no está ahí para guiarlo, entonces el poder puede terminar en una ciega demostración de vanidad y egoísmo. Por ello, cuanto más nuestro poder personal crece, más debemos desarrollar nuestra sabiduría también.
La sabiduría
La sabiduría es difícil de definir, pero relativamente fácil de reconocer. Es diferente e independiente del poder personal. Podríamos decir que la sabiduría es la manifestación de una conexión con algo más elevado, más grande y trascendental. Sabiduría implica perspectiva: la capacidad para tener una vista de pájaro de lo que sucede a nuestro alrededor, como si miráramos desde un lugar más alto. Este sentido de la perspectiva otorga la capacidad de distinguir lo que favorece un bien mayor de lo que no lo hace.
La sabiduría, pues, está relacionada con la percepción del bien común, que es, a su vez, lo que fomenta la evolución. “Bien común” significa, en última instancia, lo que está en línea con el continuo proceso de evolución en la Tierra, el largo viaje hacia una complejidad y conciencia cada vez mayores en las formas de vida de este planeta.
Si el Universo y nuestro planeta Tierra van hacia un determinado objetivo, si hay un proceso continuo de evolución, entonces la sabiduría significa estar en sintonía con este proceso y favorecerlo.
Cultivemos la sabiduría
Podemos cultivar la sabiduría viviendo la vida, estudiando, meditando y, no lo olvidemos, escuchando la opinión de los demás. Realmente, no podemos entender el bien común sin escuchar las ideas de otras personas acerca de la felicidad, el amor, la libertad, etc. Creo que prácticamente ningún ser humano puede llegar a ser sabio por si solo; la sabiduría se basa en un esfuerzo y entendimiento colectivo.
En la práctica, para desarrollar nuestra sabiduría, podemos empezar por escuchar a los demás. Escuchar a nuestros padres, nuestra familia, nuestros amigos, y sobre todo escuchar a gente con opiniones completamente diferentes de las nuestras. Cuando escuchamos a alguien cuya opinión es diferente a la nuestra y hacemos un esfuerzo para ver su punto de vista, tenemos la oportunidad de acceder a algo más elevado y más complejo que nuestro punto de vista limitado.
La sabiduría es una expansión, una apertura de la mente. El hombre sabio es aquel que ha ampliado excepcionalmente su visión del mundo, y abarca en sus pensamientos una mayor porción de la humanidad que la persona común. Las miembros más ancianos y más sabios de una comunidad solían tener el honor (y la carga) de escuchar los problemas y las quejas de todo el mundo.
Identificar la sabiduría en las personas
¿Cómo reconocemos la sabiduría en los demás? Aunque no hay una regla fija, en mi opinión la sabiduría debe ser fácil y natural de percibir. Si nos esforzamos demasiado para encontrar sabiduría en alguien o algo, lo más probable es que estemos buscando en la dirección equivocada. La sabiduría brilla con facilidad: es pacífica, tranquila, y no necesita imponerse por la fuerza.
Persona poderosa…Persona sabía
El mundo está lleno de hombres y mujeres que pueden influir en la realidad que les rodea a través de su dinero, estatus social o poder personal. Los poderosos son abundantes. Sólo una fracción de ellos, sin embargo, posee sabiduría. Del mismo modo, hay un montón de gente sabía que no tiene una gran cantidad de poder personal. Los sabios son a menudo relativamente poco “potentes”. Las personas mayores en la mayoría de las sociedades, por ejemplo, suelen ser muy sabias, aunque su poder de cambiar el mundo exterior puede ser limitada.
Es importante mantener clara la distinción entre poderosos y sabios. Cuando nos enfrentamos a una decisión difícil y necesitamos consejo, debemos buscar el consejo de los sabios. Ellos son los únicos que nos pueden guiar en la dirección de la evolución. No importa realmente si son o no poderosos, y en algunos casos, su relativa impotencia puede hasta ser una ventaja. Si alguien no puede influenciarnos de ninguna otra manera que dándonos sabios consejos, hay buenas probabilidades que no estén tratando de manipularnos o dominarnos.
Conexión entre poder y sabiduría
En el interior de una persona, la sabiduría debe guiar el poder y no al revés. A nivel colectivo, vale la misma regla: el poder debería ser, en cierto sentido, subordinado a la sabiduría.
También tenemos que darnos cuenta de que el poder es tentador y atractivo, mientras que la sabiduría no lo es tanto. La mayoría de la gente, de una manera u otra, desea tener poder. ¿No sería genial poder influir en el mundo y cambiarlo a nuestro gusto? ¿No lo convertiríamos en un mundo mejor? Si miras con honestidad en tu interior, lo más probable es que te des cuenta de que estás seducido por el poder, ya sea bajo la forma de riqueza, estatus social, o capacidad física y mental.
Finalmente quiero decir que al mantener una conciencia clara y una actitud humilde, podemos desarrollar nuestro poder personal en armonía, conectándonos al mismo tiempo cada vez más con la inteligencia y la sabiduría infinitas del Universo. Solo cuando nuestro poder es guiado por la sabiduría, puede servir al bien común, y fomentar la evolución humana. Bueno mis estimados lectores espero que este artículo les haya gustado, hasta la próxima……

José G. Román